viernes, 26 de noviembre de 2010

Cuento.-

El ajedrez del padre Gelasio.-
Para Laureano Gómez Serrano.-
" El misterio de la vida nos impide comprender que la existencia es un juego.- " Daniel.-
Todos en el cálido pueblo de Guayatá hablan de la bondad del padre Gelasio, párroco de una iglesita de piedra y madera.
Sin embargo le han encontrado una vocación paralela a la vida religiosa: jugar al ajedrez. Con sus propias manos ha construído las piezas con la cera de las velas que alumbran a diario las divinidades.
Las piezas blancas son las del paraíso: Jesucristo como rey, la Virgen como reina, los ángeles como alfiles, los caballos son dragones celestiales y las torres son bellas catedrales, los peones son los devotos servidores del bien.- A su vez las piezas negras está regidas por Satán y todos los seres malignos de su cuadrilla, donde no faltan Herodes, Judas, Caifás, Hitler, Stalin, Bush -padre e hijo- y como dama la malquerida Madonna.-
Para la práctica del juego el padre Gelasio lleva siempre las blancas, pero se lamenta que la mayoría de las veces pierde.- Fin.-

Vitelio Chisant
Barcelona, 25 de noviembre de 2.010.-

viernes, 19 de noviembre de 2010

Cuento.-

El ingreso bancario inesperado

A Carles Escartín.-

" Una cuenta bancaria es un estado de ánimo ".- Daniel.-

-Señor, ¿ me puede anticipar por favor cincuenta euros hasta fin de mes ?
Alberto Prieto pasa su libreta de ahorros, algo dubitativo, al cajero de la entidad bancaria, un hombre de aspecto bondadoso.
-ummmmm, vamos a ver- el empleado coge la libreta, la observa y la somete al registro de una máquina que muestra en pantalla datos y movimientos del cliente.
-Me temo que sólo le puedo avanzar veinte euros- el cajero mira con desconsuelo a los ojos de Alberto Prieto que sin dudarlo los acepta. El cliente sale del banco y compra con alegría lo habitual: pan, queso, una lata de atún, un bote de garbanzos y salchichas, en casa aún tiene vino. Entra a un bar de chinos, que siempre le atienden con amabilidad, lee el periódico y observa los resultados de las últimas loterías, se sorprende que los números 9, 10, 11, 22, 23 y 29 se repiten; paga y sale de inmediato a la tienda de loterías del Estado y llena una bono-loto con los números seleccionados.
Al día siguiente comprueba que ha cogido los seis números, va a su banco e ingresa el número premiado. El mismo amable cajero registra en la libreta de ahorros una elevada cantidad de dinero y dice:-ummmmmmmm, espero que este dinero le alcance para ser feliz, de todas formas estaré aquí para facilitarle algún descubierto para cuando lo necesite.
Alberto Prieto le da las gracias y sale veloz del banco; el empleado vuelve a clavar la mirada en el ordenador.- Fin.-

Vitelio Chisant
Barcelona, 18 de noviembre de 2.010.-