miércoles, 28 de noviembre de 2012

Cuento.-

                                                       El ángel enfermo.-
Para el doctor Carlos del Cacho García.-
 "Las enfermedades nos aman hasta matarnos ".- Daniel.-
 Cayó del Cielo como un relámpago y es recogido por una ambulancia que lo traslada al Centro de Salud cercano; lo auscultan de piés a cabeza y no le encuentran ninguna lesión.
 -!Pero cómo es posible!- dice el médico de turno de urgencias- con el golpe que se ha dado y ni una costilla rota.
 Las enfermeras no saben qué hacer con el paciente, que tiene los ojos bien abiertos pero no dice ni una palabra. Cuando deciden darle el alta y pueda marcharse, el paciente habla por primera vez: -por favor esperen un poco, la enfermedad que yo tengo no es posible detectarla con aparato alguno, ni con las manos más expertas del mundo, padezco el dolor del abandono, me han expulsado del paraíso y la única forma de sanar es volver allí, con todos los demás ángeles.
 El médico y las enfermeras se sorprenden de que sea un ángel y le preguntan qué pueden hacer por él para que regrese al paraíso. El ángel les contesta: -Es muy sencillo, trátenme con cariño, como un paciente más. Fin.-

                       Vitelio Chisant
                                                     Martorell, 28 de noviembre de 2.012.-

Cuento.-

                                                    La brujita enfermera.-
Para toda mi familia, en Navidad.-
" La inmensidad aletea y bosteza ".- Daniel.-
 Luisa día a día toma muestras de sangre a numerosos pacientes que le envían los médicos para los tratamientos de salud, ella lleva años como enfermera del Hospital de Martorell y aún así ama su oficio y para demostrarlo dice algo amable al paciente de turno:- hola Juan, sólo te extraeré un poquito de sangre para mi desayuno-, el paciente ríe y apenas siente el pinchazo; en otra ocasión dice:-Pablo, me han dicho que tienes mucha sangre, lo aprovecharé para extraerte cinco litros y así no tendrás que volver para extraerte sangre-; estas expresiones  le acercan a sus pacientes que terminan por recordarla. En una ocasión llega una paciente fuera de lo común: los cabellos largos, las faldas anchas, nariz aguileña y dedos finos; para completar la imagen, deja la escoba contra la pared; Luisa se sorprende pero no deja de reír: -seguro que usted es una brujita como las de antes, auténtica y juguetona, ¿cómo te llamas?-; la brujita se siente halagada y le contesta: -Soy la " Chatica Linda", me dicen así por mi poderosa nariz que se mete por todos los rincones, eso sí para ayudar a la gente, sé Luisa que estás feliz por tu oficio, pero quiero hacerte un ofrecimiento sólo por hoy, que tú seas una brujita, vueles y vayas donde quieras, realices sueños y conozcas mundos y personas y yo mientras tanto haré tu oficio, solo tienes que coger mi escoba y partir por la ventana ¿te parece?-; Luisa, que ama la vida, no se lo piensa, se monta en la escoba y marcha primero por el planeta, luego por el Universo; algunos pacientes que atiende la brujita enfermera, le dicen: -tienes una risita burlona y pinchas con algo de maldad-. Fin.-

                    Vitelio Chisant
                                                    Martorell, 25 de noviembre de 2.012.-

Cuento.-

                                                           El lobo amable
Cuento de Navidad para la Fundación Ires.-
" El Sol se oculta para que la noche ilumine ".- Daniel.-
 Cecilia trabaja como camarera en una cafetería de Barcelona, comparte funciones con Yenny durante doce largas horas.
 -Señorita, por favor un café con leche y una pastita de las baratas- pide una mujer de algo más de cincuenta años, bajita y el cabello rizado, se acomoda con dificultad en una de las mesas pequeñas y redondas del apretado salón.
 -De inmediato- le contesta Cecilia que la ha visto entrar y sentarse- ¿ el café con leche descafeinado ?-le interroga sin dejarla de mirar.
 -Sí por favor y una pastita de manzana- complementa la clienta que se siente satisfecha por la atención rápida, es un veintidós de diciembre y la ciudad hierve de alegría, vitrinas decoradas y afán de regalos.
 La clienta desconoce que Cecilia vive sóla en una pensión de la Plaza Urquinaona, tiene la familia en el extranjero y hasta el momento nadie le ha invitado para compartir la Navidad.
 -Dime- le pregunta la señora a la camarera cuando ha sido servida con pulcritud y esmero- ¿tú sabes que existen lobos amables ? ¿y que estos animales son fieros por lo común pero entre ellos son virtuosos, fraternos y amorosos ?
-No...es la primera vez que lo escucho, supongo que el hombre los identifica por su comportamiento con él, no entre ellos- contesta Cecilia sorprendida por el tema de conversación.
 -¿ Y tú sabes que ellos, los fieros lobos, aullan de noche para agradecer la llegada de la oscuridad y la luz de la Luna, porque les permite cazar alimentos para sus crías y para ellos, buscar pareja y enamorarse y también divertirse entre montañas y bosques ?- insiste la clienta con el tema, animada por la cara de fascinación de Cecilia.
 -No...sé que aullan, pero desconozco las razones naturales para hacerlo- la camarera no cesa en su fija mitrada en la clienta sin dejar de manipular la cafetera de manera automática.
 -¿ Tienes dónde pasar estas navidades, amiga mía ?-le pregunta la señora con voz cálida y llena de bondad.
 -No-, es la respuesta inmediata de Cecilia, mostrándose dispuesta a cualquier ofrecimiento.
 -Te invito a mi casa, comeremos y brindaremos  por el aullido nocturno de los fieros lobos-, la señora se muestra orgullosa de su invitación.
 -Acepto, yo llevaré turrones y polvorones- contesta Cecilia agradecida por la conversación y la invitación.- Fin.-

                        Vitelio Chisant
                                                     Martorell, 12 de noviembre de 2.012.-