El lobo amable
Cuento de Navidad para la Fundación Ires.-
" El Sol se oculta para que la noche ilumine ".- Daniel.-
Cecilia trabaja como camarera en una cafetería de Barcelona, comparte funciones con Yenny durante doce largas horas.
-Señorita, por favor un café con leche y una pastita de las baratas- pide una mujer de algo más de cincuenta años, bajita y el cabello rizado, se acomoda con dificultad en una de las mesas pequeñas y redondas del apretado salón.
-De inmediato- le contesta Cecilia que la ha visto entrar y sentarse- ¿ el café con leche descafeinado ?-le interroga sin dejarla de mirar.
-Sí por favor y una pastita de manzana- complementa la clienta que se siente satisfecha por la atención rápida, es un veintidós de diciembre y la ciudad hierve de alegría, vitrinas decoradas y afán de regalos.
La clienta desconoce que Cecilia vive sóla en una pensión de la Plaza Urquinaona, tiene la familia en el extranjero y hasta el momento nadie le ha invitado para compartir la Navidad.
-Dime- le pregunta la señora a la camarera cuando ha sido servida con pulcritud y esmero- ¿tú sabes que existen lobos amables ? ¿y que estos animales son fieros por lo común pero entre ellos son virtuosos, fraternos y amorosos ?
-No...es la primera vez que lo escucho, supongo que el hombre los identifica por su comportamiento con él, no entre ellos- contesta Cecilia sorprendida por el tema de conversación.
-¿ Y tú sabes que ellos, los fieros lobos, aullan de noche para agradecer la llegada de la oscuridad y la luz de la Luna, porque les permite cazar alimentos para sus crías y para ellos, buscar pareja y enamorarse y también divertirse entre montañas y bosques ?- insiste la clienta con el tema, animada por la cara de fascinación de Cecilia.
-No...sé que aullan, pero desconozco las razones naturales para hacerlo- la camarera no cesa en su fija mitrada en la clienta sin dejar de manipular la cafetera de manera automática.
-¿ Tienes dónde pasar estas navidades, amiga mía ?-le pregunta la señora con voz cálida y llena de bondad.
-No-, es la respuesta inmediata de Cecilia, mostrándose dispuesta a cualquier ofrecimiento.
-Te invito a mi casa, comeremos y brindaremos por el aullido nocturno de los fieros lobos-, la señora se muestra orgullosa de su invitación.
-Acepto, yo llevaré turrones y polvorones- contesta Cecilia agradecida por la conversación y la invitación.- Fin.-
Vitelio Chisant
Martorell, 12 de noviembre de 2.012.-
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