miércoles, 30 de noviembre de 2011

Cuento.-

El gigante.-
A Fernando, del Raval.-
" La vulnerabilidad iguala los tamaños.-" Daniel.-
En el planeta Licerius de la galaxia Café con Leche, hay una batalla feroz; de un lado los indignados, sin jefes ni comandantes, golfos y pensadores, vagos y artesanos, putas y damas, soñadores y calculistas, amontonados y furiosos, con el único propósito de guerrear contra lo que signifique autoridad y del otro lado los satisfechos, los posicionados en el planeta, los dispuestos a morir antes que cambiar; se utilizan para el combate las armas descubiertas que doblegan al adversario como la imaginación y las escopetas, la publicidad y las piedras, el soborno y las atómicas, las que adormecen y las que excitan, las que matan en vida y las que enajenan la felicidad; el enfrentamiento es dulce y mortal, se combate en las montañas y en las habitaciones íntimas, en los valles y en los partidos de fútbol, en las obras de arte y en los sueños, en los prados de las intenciones y en las ciudades del alegato y la desolación, en la sordidez de los bancos y en la alegría de los empleos públicos, ningún lugar ni actividad, ni tiempo pueden evitar ser objetivo militar de los dos rivales.
Entonces, de las profundidades del planeta aparece un gigante de pequeña estatura, algo regordete, que se nutre del Sol y baila con las lluvias, que toca las piedras para recibir su mensaje, que incluye las estrellas entre sus amigos; se pone en el centro de la lucha y escucha con paciencia las peticiones de los dos bandos, propone alternativas para resolver el conflicto que son rechazadas de inmediato, insiste con otros planteamientos que también se denegados; el gigante, conocido como "corazón de liebre" decide acabar el asunto: expulsa del planeta por mil años a las partes enfrentadas, tiempo que ya está vencido y el gigante despierta de nuevo. Fin.-
Vitelio Chisant
Barcelona, 28 de noviembre de 2.011.-

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