martes, 23 de abril de 2013

Cuento.-

                                                      Terror en el carnaval.-
A la Fundación Ires, la familia,compañeros y amigos en la fiesta de Sant Jordi.-
" Cualquier día, en algún momento, el mundo se nos viene encima".- Daniel.-
 La reunión de amigos comienza, llegan poco a poco hasta convertirse en un número incontable, aparecen de todos los sitios, el único objetivo -si es que lo llega a tener- es divertirse cada uno con su papel, con alguna rpresentación que le resulte afín, cercana a su naturaleza, caricaturesca de sí mismo, incluso desafiante; el lugar de encuentro es una casa antigua, con veintidós habitaciones, de sitios discretos, de diseño -si lo ha tenido alguna vez- extravagante, un símil del corazón humano: cómodo y complicado a la vez.
-Yo soy la muerte -dice alguien divertido- asusto porque se me asocia al dolor, pero de verdad que no mato a nadie.
-Yo soy el sexo -quien lo representa se lleva la mano a los genitales- doy placer pero a cambio encadeno y me vuelvo dueño de las almas que me idolatran.
-Yo soy el dolor, todos sin excepción me temen, incluso poderosos y encumbrados -quien esto dice abre bien sus piernas y brazos simulando una araña gigante- me cobro hasta la última gota de lamento, arranco confesiones y arrepentimientos.
-Yo soy la angustia y el desespero -alguien bien vestido camina encorvado y macilento- lo hermoso lo veo triste y lo grande lo encojo, nada brillante se mantiene y lo bondadoso es interesado y mal encarado.
-Yo soy el peor de todos, soy el desamor y el resentimiento, no estoy contento con nada, mi estado natural es la infelicidad que extiendo como gran sombra a los que me acompañan -la representación resulta tan conmovedora que los demás intentan darle consuelo.
-Yo soy el insomnio y la preocupación, me resulta imposible estar en paz, los ojos me bailan tanto como la mente, la quietud es utopía y el reposo es un fraude -el personaje simula dormir en un rincón, recostado contra una pared, inclinado son dejar de moverse.
-Yo soy la ausencia, el abandono y la carencia, hijos de la soledad y el llanto, rechazo la alegría y la gratitud me abandona, cambio mis trajes por los de un vagabundo feliz.
-Yo soy la locura, la exageración y el paroxismo, aunque rio a carcajadas, el alma se me va con la mirada, venid todos conmigo al abismo donde los que caen resucitan y vuelan como pájaros encantados -los demás personajes se le acercan y lo rodean con cantos de alabanza.- Fin.-

                  Vitelio Chisant
                                                   Martorell, 23 de abril de 2013.-

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