viernes, 6 de noviembre de 2009

Cuento.-

EL BUZON DE LA FORTUNA

PARA LUISA

"revisa bien tu buzón, al fondo de todo hay un mensaje que puede cambiar tu vida" .V. Chisant.-

Para Pablo poner publicidad en los buzones es un oficio de cuarenta años atrás. Su padre y su abuelo hicieron lo mismo, con el lamento e inconformidad de sus esposas.

-¿Hasta cuándo vas a realizar esta actividad de tan poco porvenir?- le pregunta Eusebio, uno de sus amigos que trabaja como administrador de empresas, se conocen desde niños, dejan de verse por largos períodos sin romperse la amistad.

Pablo se ríe, no encuentra ninguna respuesta, intuye que su actividad, simple y modesta, no es solo un trabajo, es una clave para entender la vida, el destino y la felicidad.

Eusebio y otros amigos de Pablo encuentran extrañas esas apreciaciones que de ningun modo impiden compartir con él las fiestas familiares, tardes de fútbol y tertulias infinitas.

-Pablo reparte esta publicidad allí, luego allá, después al otro lado del barrio- le ordenan sus jefes.

-Está bien- responde Pablo con voluntad de servicio.

Pablo sube por unas calles, baja por otras. atraviesa avenidas, parques, callejones, lomas y escaleras para realizar su tarea.

-Buenos días, traigo propaganda comercial ¿me puede abrir la puerta por favor?- saluda y reclama Pablo sin parar, de puerta en puerta por los interfonos electrónicos. La mayoría de las veces le contestan:- está bien, pero no olvide cerrar la puerta al salir-. En otras ocasiones, pocas veces, le niegan la entrada y alguna que otra vez algún vecino enfadado se exaspera: -¿ no ve el aviso pegado a la puerta que prohibe repartir propaganda?- En uno u otro caso Pablo da las gracias.

En una ocasión al poner la propaganda en un buzón, su diminuta puerta se abrió y rodaron por el suelo varias cartas; se agachó para recogerlas y sin querer vió el sobre de una de ellas que en letras grandes se leía: "¿Quieres conseguir fortuna?, a continuación daba el número del teléfono fijo, sin dirección ni remitente.

-Pablo concertó una entrevista y acudió puntual a la cita: le recibió un hombre de aspecto enigmático que sin dejar de sonreír le dijo:

-¿Alguna vez has deseado emprender un camino de fortuna?

-Sí- contestó Pablo algo sorprendido por la pregunta audaz, preparado para decepcionarse con alguna oferta de trabajo en ventas a comisión.

Su asombro fué mayor ante una nueva pregunta:

-¿Cree que en el plazo de un año puede iniciar ese camino?

-Sí- volvió a responder Pablo y agregó: -iniciarlo en un año claro que sí, aunque la búsqueda de la fortuna es de toda la vida.

-Aceptado- dijo el hombre- pocas personas son decididas como usted, es decir pocos estan preparados para emprender este proceso personal. Cada mes recibirá el sueldo mensual que ahora disfruta, pero en vez de trabajar para una empresa, trabajará en este compromiso. Nos volveremos a ver dentro de un año. ¿Le parece bien?

-Aceptado -selló Pablo con su palabra y un caluroso apretón de manos. Fin.-

Vitelio Chisant.-

Barcelona, 28 de octubre de 2.009.-

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