sábado, 7 de noviembre de 2009

Cuento.-

EL VIAJE INESPERADO

Para Deyanira

"Lo único serio es el amor"
Pablo Daza vive en un pueblo de temperatura media, está casado y tiene dos hijos menores; es amigo de la mayoría de los habitantes, conoce sus historias familiares, defectos y vicios, se divierte con sus amigos íntimos de las pillerías y tendencias de los ciudadanos; la vida política está presente en la actividad del pueblo, similar a como se pertenece a un equipo de fútbol, se aprecia un torero o se siguen las hazañas de un personaje popular, sabe que no es posible ser neutral, sería el desastre social, un marginado, igual que estar en el exilio. Por ello a Pablo Daza le gustan los Conservadores, sigue los partidos de fútbol del club Millonarios, vibra con la voz de Joselito; en cuanto a toreros, aunque no es entendido en Tauromaquia, eso no le impide hablar de Pepe Cáceres o del Cordobés, tal como lo comentan los diarios y la televisión.
En una ocasión Pablo Daza se desplaza por una de las treinta y dos veredas del municipio, solo, para mirar un terreno donde sea posible sembrar papas en compañía de su amigo el capitán Morales, que no entiende de siembras pero quiere invertir parte de la paga que recibe del Estado por una jubilación anticipada como militar de rango medio; le sale al paso Martín Gómez que se esconde detrás de un matorral con un arma de fuego en la mano.
-Pablo Daza- le grita a una distancia de diez metros sin dejar de apuntarle con el revólver- te voy a matar, es inútil que huyas, te lo advierto para que te prepares para la muerte, pero no es una muerte tradicional, yo soy un espíritu que está solo y necesito compañía, estarás conmigo un buen tiempo, unas cuantas horas y luego volverás a la Tierra, recobrarás la vida y seguirás con la actividad a la que haz venido.
-¿Cómo sé que cumplirás la promesa de que volveré?- le interrogó Pablo Daza sin salir del asombro, pero convencido del relato de Martín Gómez que había fallecido seis meses atrás en un enfrentamiento en el único bar del pueblo contra Pedro González "El cocada".
-Es sencillo- replicó de inmediato Martín Gómez- basta que quieras volver, pero si no quieres volver te quedarás conmigo y disfrutaremos de lo lindo; a mí me pasa eso, no quiero volver, la desolación que padezco me pasa rápido, prefiero curarme en mi dimensión que en la tuya. -¿Estas listo?
Pablo Daza se llevó las manos a la cabeza, recibió un tiro en el corazón y murió.
Con el paso de tres horas en el más allá donde gozó con Martín Gómez haciéndole reír con chistes y anécdotas del pueblo, regresó al mismo sitio donde había muerto, con el cuerpo intacto, sin notarse el agujero de la bala que se cubrió de manera natural. Se levantó y prosiguió con la búsqueda del terreno para sembrar papas. Al regresar al pueblo sus amigos quedaron sorprendidos de la alegría con la que llevaba su vida. Fin.-

Vitelio Chisant

Barcelona, 5 de noviembre de 2.oo9.-

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