martes, 15 de enero de 2013

Cuento.-

                                                             La brujita de la intuición.-
Para: Marta, Sasita y Paholita.-
A: María Eugenia Riaño.-
" No hay distancias, obstáculos ni tiempo para un corazón que espera"- Daniel.-
-¿Qué quieres saber?-le pregunta una brujita amable a un nuevo cliente que llega algo apesadumbrado, que apenas ha tenido tiempo para sentarse en una silla modesta pero firme.
-Me gustaría conocer si mi amor de verdad está dispuesto a dejarlo todo por mí-.
La brujita se lleva una mano a la quijada y con la otra mira una bola  de cristal que está sobre una mesa pulcra con tela suave.
-Es muy sencillo, ella está dispuesta a dejarlo todo por usted porque no tiene nada para dejar, además de su aburrimiento y decepción por la vida ¿quiere preguntar algo más jóven?
-Sí, me gustaría conocer si nuestra relación va a durar mucho tiempo.
-Mucho tiempo sí porque es señal de agotamiento, cuando se cuenta el amor con la medida del tiempo es porque se vuelve obligación, resistencia y conveniencia.
El jóven consultante paga lo convenido a la brujita, que guarda los billetes entre un bolsillo del camisón y sale a despedir al cliente hasta la puerta, del que no está segura de cómo habrá interpretado sus mensajes ante las preguntas que hizo.
A continuación entra un hombre de algo más de sesenta años, con los cabellos blancos y alborotados que saluda a la brujita con bondad y cortesía y espera que ella le ofrezca sentarse; ya acomodados cliente y brujita, aquel pregunta:-Viene a visitarme una amiga de lejos, hace muchísimo tiempo que no nos vemos ¿qué puede surgir entre los dos?-.
La brujita  mira primero a los ojos del cliente, sonríe,  luego mira la bola de cristal:-aquí veo que ella viene ilusionada para verse con usted, está fascinada y dispuesta a todo, es sincera y necesita de su compañía. ¿quiere preguntar algo más?
-Sí, ¿y cómo voy a reaccionar ante visita tan sorprendente y sincera?
El cliente mira a los ojos de la brujita, más interesado en esta segunda respuesta que en la primera.
-Ante la fuerza de la sinceridad hay que inclinarse, no se prevenga en nada, déjese envolver y no reaccione, abra los brazos todo lo que pueda.- Fin.- Daniel..-

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