jueves, 9 de febrero de 2012

Guiño de Tigre, novela, segunda parte, a mamá.-

Tercera entrega.-
l.-Eugenio Gay se levanta de su silla de madera firme y me dice que le acompañe a la secretaría del Colegio de Abogados; él mismo como Decano da la órden para que pertenezca a esa institución, sin más trabas, me desea suerte y pide que sea incluído en el Turno de Oficio; me confiesa que le preocupa la situación judicial en Colombia y que integra con otros juristas una comisión para ayudar desde Barcelona lo que sea posible; ésto lo dice porque conoce estadísticas sobre el asesinato de jueces y magistrados en los últimos años; ese mismo día hay una reunión de colegiados, todos hablan de su ingreso en la institución, menos yo; desde entonces siento que el silencio es un sentimiento nuevo en mi vida, para momentos lúcidos y para momentos extraños; empiezo a rodar con la práctica de la abogacia, es un procedimiento más sencillo y también más plano. La prensa señala como fecha el 6 de febrero de 1990, gobierna el socialista Felipe González y Barcelona se prepara para las Olimpìadas del 92.-
2.-Rey de las renuncias, son momentos difíciles que resultan inevitables: el banco del Comercio, la administración de justicia, la Obra Social Santa Luisa de Marillac, el Colegio de Abogados y por último, si acaso no se me escapa otra, Telepizza. Siento que estas renuncias han equilibrado mi vida.-
3.-"...Su Señoría, permítame hago la defensa del acusado.."; es la nueva expresión que utilizo casi a diario en Barcelona; en Colombia el proceso es dilatado, astuto, aquí es ágil, casi que inexistente; a su vez allí la intervención del abogado es de concurso de oratoria, de plaza pública; acá es de notario que cita algunos documentos y alega dentro de un chaleco de normas, los tiempos de uno y otro sitio se repelen : allí los abogados tardan horas para alegar, el juzgado es una tribuna, en Barcelona son pocos los minutos utilizados, el abogado no se levanta de la silla, se limita a leer un escrito redactado a las carreras; acá la condena está asegurada, lo que importa es la reducción de la pena; allí la absolución está asegurada, salvo alguna condena menor; son dos mundos judiciales, unidos por la probidad de sus jueces y la voluntad de sus abogados. Ejerzo hasta el 15 de mayo de 2.002.
4.- Luis Héctor reconoce e identifica mi acento colombiano; empieza una amistad desnivelada; él me cuenta que vive con una pareja de fanáticos religiosos, está desesperado. no sabe a dónde ir; no puede marcharse porque esta pareja le exige poco dinero como alquiler, en ninguna otra parte lograría conseguir una habitación digna por ese precio; quiere legalizar su situación en España, está indocumentado, pedimos los antecedentes penales que llegan con reclamo de presentarse a la Justicia en Madrid, a los pocos días lo capturan y se lo llevan preso por una causa ya terminada en su ausencia; lo dejo de ver dos años, el tiempo de la condena; vuelve a Barcelona con el contagio del Sida como consecuencia de utilizar una jeringuilla infectada y compartida con otros reclusos; el proceso de pérdida de las defensas es acelerado, lo hospitalizan las monjitas de san Vicente de Paúl y muere; su familia vivía entonces en el barrio Quiroga de Bogotá, nunca quiso que se les comunicara nada de su salud, solo serían informados cuando falleciera. Luis Héctor ama la vida, con desmesura, lo que le llevó a la droga y antes al alcohol. Todo en él es corazón, siente curiosidad por los misterios y los símbolos, está alegre y gana amigos. La década de los noventa gobierna el tiempo.
3.-

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