viernes, 24 de febrero de 2012

Guiño de Tigre, novela, segunda parte, a mamá.-

Quinta entrega.-
1.-Alexandra decide dejarlo todo y marchar a París, no conoce el idioma, ni sabe dónde puede trabajar, cuenta con una amiga, Fátima, que le da el hospedaje unos días, avanza el año 1997; a las pocas semanas se comunica en francés y trabaja como camarera en un bar-restaurante en la plaza san Genoveva, cerca del Partenón, su vida trascurre con alegría y voluntad; cuando la voy a visitar siento que quiere volar por el mundo entero, caminamos por el frío París sin dar opción al desánimo, comimos en el barrio latino, el café en las montañas del Sagrado Corazón, disfrutamos en los Campos Elíseos, la tumba de Napoleón y el parque Luxemburgo, sus alas son enormes y su visión del mundo ilimitada; viaja y vive en diversos lugares, habla el inglés y tiene un buen compañero, David, de origen escocés, un bellísimo hijo, Luca, numerosas amistades y vocación de sanadora por la aplicación de las energías del amor y el conocimiento en sí mismo.
2.-Mi madre lleva un abrigo verde, largo, cartera de tamaño medio y zapatos con apenas tacones, camina alegre, con moderación y vitalidad; regresamos los dos del colegio "san Miguel" de Bogotá y vamos para nuestra casa a pocas calles de allí; a mitad del camino me dice:-ve mijo que sí se puede cuando se tiene voluntad-, ella se refiere a que he logrado buenas calificaciones del mes escolar, septiembre de 1.962, ocupando incluso para la ocasión el primer puesto, es la única vez en mi historial escolar, interminable y denso; curso el primer año de bachillerato, mi profesor favorito es Medina, mi amigo Acero y mi enemigo Forero, la vida es un equilibrio, el ídolo mundial es "Pelé"; ya utilizo pantalones, he dejado los cortos a los que "te pican los pollos", me doy cuenta que empiezan a quedarme altos, cerca de los tobillos, tendencia que no acabo de resolver, cerca de casa hay espacios libres para jugar fútbol, la vida es un trascurrir extraño y liviano. Pocas cosas cambian.-

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