miércoles, 18 de abril de 2012

El altar de Plutón.- Novela.-

                                                                  El altar de Plutón.-
Dedicatoria:
                   A: Maya Esperanza, Nelly Moreno y Jairo Villegas Canales.-
                  Para: Leíto Durán y Alejandro Caro Camacho.-
                                                                                             " Buscamos lo que nos persigue ".- Daniel.-
                                                 
1.- La cajita de ajedrez.- ( Primera entrega).-
" El sentido de la naturaleza es su devoción por la vida ".- Daniel.-

Eduardo y Daniel suben a un altillo que hay en la sgunda planta de la vivienda de la abuela María Elena para explorar y llevarse alguna sorpresa; están solos en casa y disponen de tiempo suficiente para mirarlo todo; entre baldosas blamcas, dos trajes del abuelo ya fallecido, ropas de cama viejas, encuentran una cajita amarilla que contiene las piezas de un ajedrez que les parecen gigantes, al lado está un tablero que corresponde a las piezas; bajan todo e intentan armar el juego encima de la cama doble de la abuela. -Yo me acuerdo cómo se colocan las piezas- dice Eduardo a la vez que pone las piezas y las ubica en su sitio correspondiente. -¿Te acuerdas cómo van el rey y la reina?- le pregunta a su hermano Daniel con menos conocimientos que Eduardo, pero evoca una frase mítica de ese milenario juego: -la dama en su color- responde con alegría como si hubiera descubierto un tesoro. Los dos hermanos empiezan a jugar con entusiasmo sin táctica ni técnica alguna, se divierten un buen rato, al cabo de una hora deciden guardar de nuevo las piezas en la cajita de madera y subirla junto con el tablero al altillo, dejando una y otro en la orilla para acceder en otro momento con facilidad. -Todos los días jugaremos un poco- concluye Eduardo, bajan a la primera planta para recibir a su tío Ricardo que llega de trabajar; Ricardo es el penúltimo hijo de la abuela, tiene buen humor a pesar de su apariencia adusta, intenta hablar temas serios, pero  él mismo tuerce la conversación con algún comentario divertido para luego volver al asunto; llega luego la madre de Eduardo y Daniel, ha estado en la zona de Chapinero buscando las partidas de bautismo de sus hijos para tramitar las tarjetas de identidad, obligatoria a partir de los siete años; la madre entra en la cocina sin perder tiempo y empieza a preparar el almuerzo; la estufa es de carbón, está encendida desde las cinco de la mañana cuando la madre y la abuela se levantan y la ponen en marcha valiénndose de periódicos y una vela de gran tamaño, además de astillas de madera y cartones. El tío Ricardo jugaba al ajedrez de vez en cuando con algún amigo que estaba en casa, pasaba largas temporadas sin tocar las piezas; desde entonces Eduardo y Daniel, juntos y por separado entraron en la ruta del jaque mate, venciendo amigos de barrio, de colegio, de universidad y en torneos ocasionales.

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