miércoles, 19 de diciembre de 2012

Cuento.-

                                                      Los gigantes de Guasimal.-
Para mi madre y la familia de Sandra y Harold.-
" La voluntad y el deseo ponen el tamaño a sus propósitos.- Daniel.-
 Por la casona " Durania ", la más hermosa de la vereda Guasimal, del municipio de El Espinal, pasan por la carretera criaturas extrañas y diversas a cualquier hora del día y que no corresponden a su medio.
 -Allí va un tigre de Bengala- dice la abuelita Aura, la matrona de la casa, sorprendida por la presencia de tan exótico animal en un lugar diferente al suyo. Pero ocurre que al dejar de pasar por el frente de la casona, el temido tigre de Bengala se convierte en el perro de Lorenzo, vecino de toda la vida que reside unos metros más adelante.
 -Ahora pasa una bella jirafa- comenta  Sandra que acompaña a la abuelita hace muhos años; esa jirafa se transforma en una mansa vaca que arrea don Antonio, interesado en que coma matorral verde a los dos lados de la carretera.
 -Miren el enorme hipopótamo- exclama Harold, compañero de Sandra, pero que al seguir de largo es un burro algo obeso que lleva doña Ofelia con carga para vender en el pueblo.
 -! Allí va un venado ! qué cuernos tan grandes- grita Dana, hija de Sandra y Harold, que a los pocos instantes toma la forma de un conejo asustado por tanto ruído de la carretera.
-! Y qué me dicen de ese elefante que va acompañado de su cría- se alegra Harold Daniel, hermano de Dana, que pronto los ve conveertidos  en el amable Miguel que va en bicicleta con varias cajas de frutas y detrás va su hija Merceditas que llora porque parece que no alcanza a su padre.
 Todo lo que pasa por el frente de la finca " Durania " son gigantes, sin que nadie pueda explicarlo, por fortuna, pero que sus moradores disfrutan.- Fin.-

         Vitelio Chisant
                                            Martorell, 13 de diciembre de 2.012.-

1 comentario:

  1. Miren un cocodrilo- grita Mariana, hermana de Daniel y de Dana. Con horror la niña observa una puntilla enterrada en la mandíbula, con espanto descubre un ser vivo debajo de harapos.
    No te inquietes mi niña, le dice la abuelita. Es el loquito Majín reclamando de comer y de beber. bajo sus escamas se esconde un ser misterioso venido de otro mundo.

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