La velocidad del deseo.-
Para Carla Sans Palau.-
"La luz es el erotismo electromagnético".- Daniel.-
Magnus Huertas y Carlota Hoffman siente atracción recíproca, latente y contenida en el tiempo; por las barreras del corazón, de piedra e invisibles, les impide amarse como ellos quieren: besos, caricias, lenguaje apasionado, promesas y mentiras y volver a los besos.
Carlota Hoffman está comprometida con el padre de su hijo; Magnus Huertas vive solo, se dedica a escribir y rechaza vivir con una mujer porque supone alterar o incluso suspender su empeño creativo; considera, con obsesión, que la vida en solitario le permite consagrarse en el oficio narrativo.
La necesidad de amarse en esas circunstancias les ha llevado a inventar palabras, gestos y actitudes que sustituyan el poderoso deseo de entregarse y estar juntos a toda hora.
-Me alegra verte Magnus ¿qué tienes para mí hoy? -le sonríe Carlota acercando su cuerpo al de Magnus para oler su evidente excitación.-Te traigo unos escritos, quiero que tú los leas y te quedes con ellos. - Magnus responde a Carlota acariciando su rostro pálido, recorre con un dedo el perfil fino de su nariz y roza con ternura sus generosos pechos.
Carlota lee algunos cuentos cortos y frases irónicas de Magnus, mientras que él no le quita la mirada a sus ojos color de miel; cuando concluye su lectura afirma que le gustan y los guarda con cariño.
-¿Eres feliz? -se interesa Magnus con la sabiduría de quien sabe la respuesta.
-No, no lo soy, las circunstancias no cambian, en el fondo no quiero que cambien, me acostumbro a renunciar a la plenitud, es posible que no la consiga con nadie, con ningún hombre, la naturaleza humana es la insatisfacción.
-¿Y tú lo eres? - Carlota devuelve la pregunta, con la ansiedad de quien duda.
-Sí, lo soy, la velocidad del deseo, que no se consuma para que no se extinga, me ayuda a inventarlo. Fin.-
Vitelio Chisant
Barcelona, 16 de octubre de 2.013.-
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