martes, 22 de octubre de 2013

Cuento.-

                                                          Juzgado quinto superior.-
Para Ruby Elsa Amador Díaz, Isaura Cárdenas Ojeda, Marlén Vallejo de Silva, doña Matilde y Marco Luis Cruz.-
"Los fantasmas son ingratos, los espíritus danzan para festejar algún suceso".- Daniel.-
 Las grandes ventanas del juzgado dejan ver unas colinas calcáreas, rasuradas por la erosión y la sed; en el despacho del fondo, Ruby Elsa lee algún expediente y  toma notas  en un folio blanco y con estilográfica dorada, regalo de su padre cuando se graduó como abogada  en la Universidad Libre de Bogotá; sentada, llama con voz suave a su secretaria:
-Isaura ¿tenemos alguna diligencia para hoy?
-No doctora, pero urge la calificación del proceso que usted está leyendo. -Isaura tiene un temperamento burlón, se aleja de las solemnidades que envuelven los actos oficiales, es crítica e intuitiva.
-Está bien, gracias, intentaré estudiarlo en la mañana.
 Ruby Elsa, por el contrario, le da importancia a los detalles, lee a fondo los procesos, pero su labor se ve interrumpida por visitas inesperadas e invitaciones a tomar café en algún sitio de los alrededores del palacio de justicia; entre los que le interrumpen está su fiscal, un hombre tímido, algo nervioso y en extremo afectuoso.
 Mientras que la juez y su fiscal van a tomar café, Isaura y Marlén -que sigue a la secretaria en la distribución de los cargos- hablan sobre un abogado joven que empieza a tener éxito por sus defensas  ante el jurado de conciencia donde utiliza una podeosa oratoria; éste abogado es soltero y algo coqueto, además de persuasivo con las mujeres.
-A mí me gusta Héctor Elí, pero veo casi imposible que se fije en mí, me han dicho que tiene novia que estudia en los Estados Unidos; -Isaura hace este comentario a Marlén en voz baja, pero aún así, doña Matilde que tiene su escritorio algo más retirado que el de Marlén, no puede contenerse:
-Sí, pero sigue siendo soltero, además un hombre no es propiedad de ninguna mujer sino de quien lo conquiste. -doña Matilde ríe con ganas.
-Yo mejor me voy a cumplir un recado a la doctora, así las dejo hablar tranquilas; -exclama  Marco Luis, el único hombre del juzgado.- Fin.-

                     Vitelio Chisant

                                                      Martorell, 22 de octubre de 2.013.-

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