jueves, 20 de junio de 2013

Cuento.-

                                                                La aceptación.-
Para Andreíta.-
" Cuando el hombre convierte algo en asunto de Estado,  pervierte su mensaje".- Daniel.-
 Ulises Casas es el gobernante de un nuevo país que surgió de las aguas llamado "La aceptación"; sus pocos habitantes le ponen ese nombre porque tanto su litoral como su continente de tierras y montañas obedece a un sentimiento de felicidad, cual es que el país ofrece lo que la gente quiere: variedad, riqueza, independencia, agua y sal, su bandera contiene los siete colores del Arco Iris como son: rojo, amarillo, anaranjado, azul, verde, añil y violeta; su escudo es un ramillete de yerbabuena, planta abundante y benéfica de su territorio; su himno oficial está compuesto de cuatro versos que dicen así: "Obreros somos, igual que campesinos, estudiantes y profesionales a la vez/ amamos nuestro país con todo nuestro corazón/,  somos un solo hombre para defender nuestra razón/ es importante la felicidad desde la niñez a la vejez/.
 En doce ocasiones "La aceptación" ha sufrido intento de invasión de bárbaros con banderas de imperios y civilizaciones y en todas ellas han salido los espíritus de sus antepasados, los dragones acorazados que duermen en las profundidades de sus tierras. en su defensa, que al lado de sus valientes habitantes logran repeler a sus enemigos  que no han quedado con ganas de intentarlo de nuevo; su política interior consiste en que quien tenga una iniciativa la lleve a cumplimiento, para ello le dan los medios necesarios y si no los cumple lo reconoce en público para que no  vuelva a preconizarlo; los ciudadanos intervienen de manera directa, sin representantes, de la función pública, no existen ni rícos ni pobres, existe la solvencia consistente que a nadie le falte nada de lo que necesite, los extranjeros son bienvenidos siempre y cuando cumplan con estos sentimientos del país, no hay ejército ni policía. ni servicios de inteligencia, cuando un ciudadano protesta se le escucha y se le otorga lo que pide, pero si no lo aprovecha tendrá que marcharse al exilio, donde van también los que cometen delitos y crimenes, cuando un habitante dice que no es feliz, todos los demás están obligados a escucharle y ayudarle para que lo sea, nadie puede beneficiarse de los recursos del país, que se reparten entre todos; sin embargo "La aceptación" se hundirá de nuevo una vez concluya este cuento.- Fin.-

                        Vitelio Chisant

                                                     Martorell, 20 de junio de 2.013.-

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