domingo, 1 de septiembre de 2013

Novela.- Cosa de niños.- Primera parte.-

                                             Capítulo cuarto (continuación).-

Ramón Macía agradece y corresponde; sus estudios se intensifican, ya no puede disponer de más libros, está ocupado a todas horas, el aprendizaje de las plantas es dispendioso pero reconfortante, "hay que sentirlas" -dice para sí- "que ellas te enseñen", siente alegría de aprender y nutrir su vida; los padres de ella están sorprendidos del cambio que ha tenido; la esposa, de ser ama de casa, humilde y sin ambiciones, se convierte en una mujer que necesita conocer el Universo, la vida, las ideas y las personas para darle sentido a todo; en cuanto al conocimiento de las plantas, Israel Rojas le da un mensaje sencillo:  -ámalas y distínguelas-; tal cual, deja de preocuparse por el nombre y propiedades, sale al campo con su esposa y se encarga de acariciarlas y de sentirlas como son, su forma, su tallo, sus hojas, su olor, igual que a una persona, que no es difícil distinguir una persona de otra, su cuerpo, su rostro, su manera de ser, de expresarse, de obrar, así llega con rapidez la sabiduría, una planta se distingue de otra, incluso las de la misma especie y familia, que nada es igual una cosa de otra, sigue al pie de la letra el consejo del maestro Israel Rojas, para amarlas hay que acariciarlas, agradecerles su existencia, comunicarse con ellas, estimar su enorme servicio con sus propiedades, detenerse en su figura, su textura, luego poco a poco se sabrá el favor medicinal que prestan, experimentando una y otra vez hasta comprobar sus beneficios como lo hacen los científicos; de las salidas al campo, la naturaleza es generosa por su prodigalidad en plantas, a lado y lado del camino; llegan a casa e intentan probar su eficacia con agua y van anotando y registrando cada noción; le comunican a Vitelio el sueño y la dedicación por las plantas y los minerales, aunque primero han comenzado por las plantas; Vitelio se muestra feliz y pide el favor a Ramón Macía para que lo vinculen a esa tarea que él también quiere conocer de plantas y minerales y así les ayudará, lo aceptan encantados y empiezan a salir los cuatro, es decir se les añade la novia de Vitelio, Lucrecia,  que aunque no tiene tiempo disponible para ella, decide acompañarlo, se da cuenta Lucrecia de la unión de los esposos Macía, para ella es un ejemplo a seguir y así lo hace, decide Lucrecia acompañar a Vitelio a las reuniones de los sábados y realiza la solicitud para pertenecer a la Fraternidad Rosacruz, Vitelio se encarga de instruirla y formarla, luego la acompaña a los cursos preliminares y llega para ella el día del bautismo y la consagración, de modo que Ramón Macía y su esposa cuentan con otra pareja en su actividad intensa, la relación de los cuatro se vuelve equilibrada y duradera; Vitelio estudia por su cuenta los ángeles, siempre le han atraído estos seres protectores y hermosos, en la Biblia están en momentos especiales, una amiga suya le regala las cartas con todos sus nombres, la actividad protectora que cubren, su dibujo y alguna explicación del mensaje que aportan; con frecuencia se echa las cartas, las distribuyen boca abajo sobre una mesa y saca una, dos y hasta tres que enseñen algo, advierten, previenen y animan en una tarea; de modo que cuando Ramón Macía le explica el sueño de la aparición del ángel Zacarías, nombre que le dice el mismo ángel !más hermoso aún! Vitelio no duda en creerle y apoyarle: !es grandioso! -exclama-, no vacila con salir con ellos al campo a compartir el conocimiento en plantas y minerales; Lucrecia que no está nada motivada en un comienzo por estos temas, va entrando hasta quedar sorprendida y agradecida por los que ellos dicen, que les da felicidad; Lucrecia vive con los padres y dos hermanos más, su padre es de prestigio como abogado, litiga por su cuenta en el ramo penal donde ha ganado casos y dinero; Lucrecia estudia matemáticas y física, hasta ahora empieza; luego sus otros dos hermanos estudian el bachillerato, Lucrecia tiene vocación científica, es poco dada a creer de buenas a primeras los prodigios y milagros que los demás cuentan, necesita anteponer la prueba para ello, nada de creer a ciegas, de modo que cuando Vitelio le habla de temas esotéricos se lo toma con cierta ironía y pragmatismo, hasta cuando se da cuenta de la pasión que pone su novio en estos conocimientos que no dejan margen a la duda, más que pruebas, lo mejor de todo es el impacto que ejerce en su naturaleza, en la de Vitelio, que día tras día no cesa de hablar de temas esotéricos, de estudiar, de leer, en fin, en la transformación de Vitelio va también su propia transformación; ahora, lo de las plantas y minerales es también ciencia, ojalá ella -dice para sí- pudiera conocer la naturaleza  tanto como quieren los rosacruces conocerla; Lucrecia apuesta en definitiva por apoyar del todo a Vitelio, primero porque lo ama, luego porque confía en lo que hace y tercero porque así le demuestra su amor; Ramón Macía empieza a recetar a sus amigos y personas cercanas las plantas para tratamientos sencillos, como tos, gripes, dolores musculares, de cabeza, congestión hepática y salpullidos; quienes han recibido las recetas quieren retribuirle en algo, él lo rechaza pero advierte que el dinero que pensaban darle a él se lo entreguen para alguna fundación, asociación o centro de ayuda comunitaria o persona que lo necesiten, así se siente mejor y también los que reciben las recetas sienten que pagan el servicio; va creciendo el número de personas que le conocen y así también va creciendo su sabiduría; cada vez más estudia porque necesita resolver algunas cosas difíciles; cuando esta situación se presenta envía al paciente donde el maestro Israel Rojas que sí que puede con casos complicados; el mismo Israel Rojas cuando hay casos que no puede sanar lo advierte y comenta que las leyes de la naturaleza son imparables, que es para bien que algo no se pueda curar, en definitiva es la divinidad la que decide lo que se puede sanar y lo que no es posible, el maestro Israel Rojas decide llamar a Ramón Macía un día a la semana, en las horas de la noche cuando sale del trabajo del banco, para que atienda la consulta cuando él no la pueda atender por estar fuera de la ciudad o atendiendo otros asuntos importantes, de modo que al menos dos veces al mes lo llama el maestro Israel Rojas y allí sí que llegan todo tipo de casos más difíciles; Ramón Macía advierte a los pacientes lo mismo que su maestro, que es la divinidad la que cura, que de no lograrlo es porque ella en su sabiduría infinita lo ha querido así; no deja Ramón Macía su trabajo en el banco, porque son muchos los años de relación laboral y porque gracias a ese salario puede atender gratis a sus numerosos pacientes; considera con la espera, que cuando se jubile, todavía le quedan al menos cinco años, puede dedicarse del todo a la sanación de pacientes y al estudio intensivo de la doctrina rosacruz, mientras tanto sigue vinculado a la entidad financiera, que cada día más lo aprecia y lo arropa por sus cualidades humanas; Vitelio continúa en el avance de sus estudios de filosofía y letras, junto a los estudios de las plantas y minerales con Ramón Macía y su esposa y su pasión por la doctrina rosacruz; Lucrecia prosigue la vida universitaria con las matemáticas y la física y apoya sin titubeos a Vitelio en todo lo que él emprende, han decidido casarse cuando termine sus estudios porque quieren vivir juntos para compartir las aficiones recíprocas; Ramón Macía, que tiene alma religiosa, compra estampitas con la imagen del ángel Zacarías, que distribuye por todo su hogar y al que reza cada día, ella le sigue en su devoción y pide que su esposo pueda cumplir su compromiso; el maestro Israel Rojas escribe un nuevo libro siguiendo su profunda formación rosacruz, lo vende a bajo precio, casi que lo regala y en las conferencias de los días veintisiete, sorprende a los asistentes con nuevas observaciones de la vida, de la naturaleza y del amor, es hombre que le gusta ir al cine, a los restaurantes y pasear por pueblos y ciudades para conocer las costumbres de sus gentes, las plantas y minerales que por allí aparecen; es un hombre que vive solo en una habitación desde hace muchos años, en total armonía con los moradores que son los propietarios y disfrutando todos en paz y armonía, es una bella historia de entrega y humanidad, en definitiva de sabiduría; todo para bien de los demás, de ellos mismos y del Universo entero.



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