domingo, 1 de septiembre de 2013

Novela.- Cosa de niños.- Primera parte.-

                                                      Capítulo quinto.-

  Situada algo más en el Sur que en el centro de Bogotá,  sobre la carrera sexta, aparece la puerta principal doble y de metal, fundada por allá en la década de los años veinte del mismo siglo, por el General Benjamín Herrera, como respuesta a las ideas conservadoras de la época, dominantes en la sociedad colombiana, de modo que su fundamento es liberal y así creció hasta los años sesenta, cuando la revolución cubana hizo inclinar su ideología por el marxismo leninismo, dominante a partir de entonces  en las universidades públicas y populares; la Universidad Libre de Colombia adaptó el criterio de ayudar a los estudiantes con pocos recursos económicos, estuvo en varias ocasiones al borde de la quiebra; los rectores sucesivos, personas de prestigio nacional, no sabían qué hacer para recaudar cientos de letras impagadas, giradas por los estudiantes para acceder a la matrícula, en ocasiones se nombraron rectores con alguna solvencia financiera para que ayudaran  el claustro a recuperarse; supongo que también colaboraron organismos públicos y privados en su mantenimiento; después esa política varió y el coste de la matrícula subió año tras año, hasta casi igualarse a las universidades privadas de prestigio; las dos jornadas, diurna y nocturna, aglutinan tantos estudiantes que los salones se llenan y por cada curso hay hasta cinco salones; la mentalidad de la universidad continúa siendo popular, por sus salones pasan estudiantes de pocos recursos, por lo común, pero que van logrando emplearse en la banca, las oficinas públicas y las empresas privadas; al final de la carrera, en especial el derecho, se consigue empleo como juez de pueblo; así se inician muchas carreras judiciales que se coronan en algunos casos en la Corte Suprema de Justicia o El Consejo de Estado, organismos máximos en la justicia, el personal contratado para dictar las clases es bueno y hasta excelente, unos logran su acceso por su amistad personal con el decano de la facultad de Leyes y otros por sus magníficas calificaciones durante su carrera universitaria; en el primer año se estudian ciencias políticas, derecho romano, derecho constitucional e ideas políticas, además de alguna materia menor complementaria; las ciencias políticas las dicta un verdadero maestro, el profesor Gerardo Molina, marxista de convicción y liberal de adaptación, es decir que necesitan enseñar a los demás su liberalismo, para acceder a cargos y aspirar al Congreso de la República; ser marxista de alguna manera margina, dificulta el desarrollo político del adepto, aunque dé prestigio en el mundo universitario y popular; es el caso, además del señalado, el del profesor Gregorio Becerra, distinguido ideólogo marxista y opaco militante liberal, de segundo órden, dispuesto a recibir algún nombramiento nacional; el profesor Gerardo Molina es algo distinto, modesto en su vida, carece de ambiciones políticas y se escuda en la cátedra universitaria para exponer con libertad sus ideas; escribe un bello tratado político: "Las ideas liberales en Colombia", lo que le consagra como historiador y analista del proceso político en Colombia; en cierta forma es fácil mezclarse entre el marxismo y el liberalismo, aunque en estricto análisis ideológico son incompatibles, en el ejercicio diario se confunden; el liberalismo, igual que el marxismo, rechaza a la clase terrateniente y financiera, también la imposición doctrinal de la Iglesia Católica y sus enseñanzas, espera mejorar la vida de los proletarios, obreros y campesinos, intenta reformas agrarias para evitar los excesos de los poderes en bienes, busca repartir beneficios en becas, escuelas y universidades públicas, de mínimo coste para el acceso de estudiantes de escasos recursos, por un lado estas prácticas omiten y exoneran de hablar de temas doctrinales, imposibles de reconciliarse como se demuestra con el ejercicio del marxismo de la Unión Soviética, en su visión de la doctrina del proletariado, se convierte en dictadura de políticos y camarillas adoctrinados en burocracia  y en beneficios para unos pocos; el profesor Gerardo Molina como otros distinguidos marxistas, se distancian de la Unión Soviética y vuelven al liberalismo en una de sus corrientes más sensibles: el apoyo a gentes sin recursos, de pocas posibilidades, personas que se encuentran a primera vista en cualquier calle latinoamericana, en especial en Bogotá, ciudad populosa e imposible de controlar; también hay otro tipo de profesor de ideas políticas, algo escéptico con el marxismo radical, pero que no abandona la ideología cubana, un punto de parada en el marxismo creativo, regional: es difícil encontrar profesores que hayan indagado por sí mismos en las canteras de la Historia, las ideas que movilizan la sociedad, por el contrario se limitan a transcribir las ideas de otros profesores, por lo común franceses, es el caso del profesor Maurice Duverguer, tratadista leído por obligación en la facultad de Leyes y de la cual extrajeron sus conferencias los profesores de la universidad; este francés expone con claridad una definición de regímenes e ideas políticas, conservando la mesura en sus observaciones y aplicaciones; es una especie de anatomista político, excelente y didáctico; el profesor del derecho romano es Eduardo García Sarmiento, serio en su exposición, joven, con su discreto bigotico y sus mejillas bien rasuradas, cabello corto y cuerpo toráxico; el derecho civil en el primer año es casi inexistente por su colosal contenido, no es confiado a manos maestras; es una materia de segunda mano en el primer curso; la Universidad Libre se apunta a las manifestaciones populares contra el gobierno que sea, unos cuantos estudiantes organizan el asunto y se desfila por las calles lanzando gritos, la prensa del día siguiente relata con cierta ironía el tumulto, expresa y lamenta: "la falta de originalidad de los estudiantes", que siempre gritan las mismas consignas, es una actitud crónica de protestar, más famosas son sus asambleas internas celebradas en el recinto principal, donde los oradores pasan uno a uno incendiando con sus arengas el ambiente; el motivo de la asamblea es acabar con la reputación de algún profesor o rector y expulsarlo del centro; son famosas las asambleas manipuladas por estudiantes revoltosos que intentan dominar a la mayoría, también lo es la que intenta expulsar de la universidad al profesor Dagoberto Charry Rivas, por su renuncia al marxismo ortodoxo y su ingreso en el liberalismo tradicional, del Huila, una bonita región del Sur de Colombia, no le dejan hablar y no es posible tampoco expulsarlo; estas asambleas son testimoniales, es decir carecen de la fuerza y de la autoridad para imponer una decisión, son un concurso de oratoria, vigorosa e improvisada, con la que se premia con aplauso a rabiar de los estudiantes; la mayoría de los líderes que provocan  y manejan las asambleas de la universidad, consiguen cargos como profesores en la Universidad Libre o en otras universidades y dejan de protestar; lo mismo ocurre con los radicales, que una vez empleados en un banco o en una oficina pública se afilian a los partidos tradicionales, el liberal y el conservador; verdadero maestro del derecho civil es "el negrito"Adolfo Mina Balanta, que se sienta en la silla de madera y cruza las manos sobre la mesita, habla de los contratos y de las obligaciones sin parar, con sentido común; pone a un lado un paquete de cigarrillos marlboro y durante una hora de clase enciende al menos tres cigarrillos; le sobran las notas, los códigos y las conferencias escritas que llevan otros profesores; hay un destacado grupo de profesores académicos, fieles a sus escuelas, doctrinales, poco creativos, buenos transmisores del conocimiento como Jaime Bernal Cuéllar, Jairo Parra Quijano, Darío Samper y alguno más; son profesores vocacionales, llamados por las universidades año tras año, a quienes les resulta imposible aceptar otros cargos; Darío Samper es un político de la cátedra, un intelectual de la doctrina política, tiene una formación personal en la experiencia, amigo del mayor líder popular que ha tenido Colombia: Jorge Eliécer Gaitán; prefiere nutrir su doctrina liberal con sucesos conocidos y vividos por él, es un expositor elevado, ameno y poco convencional, es muy querido por el alumnado que no le ha visto cambiar de rumbos políticos; hay otros profesores que cumplen su labor de enseñanza, de la que se han beneficiado miles de estudiantes que han escogido diversos caminos en el ejercicio de su aprendizaje: jueces, inspectores, banqueros, asesores, consultores, burócratas, algún político y muchos litigantes; una de las muchas ventajas de la Universidad Libre para los estudiantes es su horario nocturno, a partir de las seis de la tarde hasta las diez de la noche; para los que trabajan de día les resulta estupendo, incluso para los que no trabajan y aspiran a conseguir empleo; los empleados bancarios terminan a las cinco de la tarde, en una hora se desplazan hasta el claustro universitario; los profesores de la sección nocturna son algo más considerados a la hora de otorgar resultados; es difícil que un estudiante del horario nocturno pierda el año; al final del curso todos aprueban por el soporte del profesor a los de esta sección; hay estudiantes que destacan por su capacidad de asimilar los conocimientos, deciden mantener un liderazgo de notas que lo sustentan hasta la terminación de la carrera; cuando se llega al último año, es decir el quinto, hay que refrendar los conocimientos con la presentación de exámenes preparatorios, divididos en cinco áreas básicas, los que con dificultad se superan, después hay que presentar una tesis de grado sobre cualquier tema de las leyes el derecho y las ciencias sociales, luego viene la fecha del grado y entrega del título que permite ser candidato a empleos con el Estado, en casoz concreto, con la Administración de Justicia que designa jueces y fiscales; una vez terminado el quinto año es difícil graduarse antes de un año, pero se comentan leyendas como la de los estudiantes Benjamín Ochoa y Manlio Acero Larrota, que obtuvieron el título a los dos meses de haber terminado la carrera, pero la leyenda continúa, esa marca quizá es superada; el servicio de cafetería es excelente, los precios son accequibles y las mesas son utilizadas  para comer, beber y jugar al ajedrez, las tertulias son profusas con los temas políticos del día; entre los estudiantes hay casos famosos como el de un presidente del Congreso Nacional, el del actor Gilberto Puentes y el de algún deportista de élite; no se conoce hasta el momento el que algún egresado de la Universidad Libre hubiera sido presidente de la República; las asambleas estudiantiles son debates demagógicos y frívolos, el liderazgo estudiantil es ególatra e inútil y estéril, solo política barata, de ideas fijas, nada en beneficio de los estudiantes, de su bienestar; hay casos aberrantes como el de un profesor de Metodología o algo parecido, que durante el año no asistió a dictar ninguna clase, llegó para el fin de curso y apareció sin disculparse; un estudiante le reprocha su inasistencia y el profesor sanciona al alumno enviándole a presentar la prueba final con otro profesor, amigo del anterior, que por supuesto raja al estudiante, en otro momento, un estudiante es examinado en derecho procesal civil por dos profesores, uno de ellos es un verdadero maestro, libre y claro, el otro es un repetidor ególatra, de nociones comunes, de pronto éste último profesor expresa con vehemencia  una doctrina procesal en relación a un artículo del código, que deja sorprendido al maestro, que le escucha con estoicismo; el alumno aprueba el examen sin apenas haber tenido ocasión de contestar; el estudio de las leyes es teórico, salen teorías para cada caso, con cada personaje y en cualquier momento; es contrario a la práctica y del ejercicio de la abogacía del día a día, nada se habla, nada se dice de lo que ocurre en las secretarías de los juzgados, de la relación de los abogados con los clientes ni en el cobro de honorarios; el estudio de la abogacía es solo para dar clases a los estudiantes al tener una profesión y un título que puede servir para muchas cosas, con algo de suerte, desde inspector de policía a magistrado y ministro; en el peor de los casos de no lograr emplearse, le queda al egresado el recurso de pagar una oficina en alquiler y litigar lo que pueda conseguir, es decir, cualquier clase de pleitos, la mayoría de ellos simples y sin complicaciones; hay que ser valientes, contra todas las apariencias, para dedicarse a ejercer con independencia la abogacía; pueden llegar casos como se puede pasar una temporada sin percibir ningún céntimo; es cuestión de aguantar, de seguir y de esperar; algunos estudiantes tienen la suerte de estar vinculados a la Administración Pública, a la Justicia o una empresa privada; en estos casos la situación es inmejorable, con el título profesional ascienden de cargo, mejoran el sueldo y reclaman nuevos derechos; son pocos los vinculados a buenos empleos, hay también oficiales del ejército y de la policía que tienen permisos de sus jefes para estudiar una carrera que les de reputación y ascensos; la abogacía es de las carreras que escogen los militares, que piensan en retirarse con el tiempo y la edad de servicio para ejercerla; los que tienen pensado dedicarse a la política son pocos o quizá ninguno, de la Universidad Libre no salen abogados para eso; de otras universidades privadas como la Javeriana o la del Rosario sí que salen alumnos para la política; hay otros grupos de estudiantes que deciden dedicarse por vocación o por casualidad a la enseñanza del derecho; se espera que necesiten tener altas calificaciones como promedio de la carrera, pero no siempre es así, decide más la influencia del decano o del rector para que alguien resulte vinculado a la cátedra; la preparación que se logra en la Universidad Libre es básica, de ahí hacia una formación superior le toca al estudiante, a su talento o su práctica; las relaciones sociales entre los estudiantes son casi nulas, no se realizan bailes y comidas comunes para celebrar algún acontecimiento; el estudiante de la sección nocturna es apático a este tipo de reuniones y vínculos, lo único que le interesa es terminar cuanto antes sus estudios para abrirse camino en un mundo competitivo, difícil y hasta imposible; en solo Bogotá pueden existir treinta mil abogados en disposición de conseguir clientes a cualquier tarifa, desde luego que los mejores casos, cuando hay clientes ricos y solventes, los cogen grupos selectos de abogados, despachos de prestigio integrados por algún catedrático de renombre o un exmagistrado de la Corte; lo mejor es conseguir con el tiempo un número de clientes que caso por caso den los ingresos suficientes para mantenerse en el ejercicio de la abogacía con sosiego y solvencia; ese término medio es el del abogado excelente, que cumple con sus compromisos y está al tanto del avance y desarrollo de los procesos; es garantía para los clientes del buen resultado de sus casos, cuida de los dineros y no se empeña en tramitar casos imposibles de ganar; tiene una visión mesurada de sus propósitos y busca acuerdos que permitan algún beneficio para los intereses encomendados; puede ocurrir a estos abogados que les llegue un caso de asunto civil, como herencias, testamentos, repartos de bienes y tierras, que por el monto debatido les pueda corresponder honorarios jugosos para invertir en una vejez amable y cómoda o que sea nombrado por algún amigo de alta jerarquía en un cargo judicial que le permita cotizar el mínimo a la seguridad social para pensionarse con alguna cantidad suficiente; esos son los sueños de la mayoría de abogados litigantes; cuando ese sueño no llega, no sé qué pasa con el retiro, cuando les llegue la hora, supongo que hay que seguir en la abogacía hasta la muerte, vivir con alguna pareja que les proteja y ampare, con un hijo que cuide de ellos o como en la mayoría de los casos, que la muerte les sorprenda en edades donde todavía no se piensa en la jubilación; la verdad es que los abogados no sufren el acoso de no tener dinero para retirarse; tienen confianza de ganarse la vida hasta el último suspiro; es posible, siguiendo los oficios, que tratadista ninguno, no sé de dónde salen o de dónde vienen los que escriben libros, los que empiezan con un libro menor, siguen en la creación jurídica y luego pasan a escribir libros de mayor alcance, por su información y su cantidad de ejemplares; los abogados que se vuelven tratadistas son aquellos que alguna universidad les financia la producción del libro, con el tiempo que necesitan para escribirlo; en definitiva son escasos, del extranjero llegan cientos de libros jurídicos y los abogados se acostumbran a que esos son los libros importantes, necesarios para la consulta, dándole menor valor a los libros creados en el propio país; en fin, son los hábitos de los gustos; ¿a qué más se pueden dedicar los abogados? a los negocios, es decir con algún dinero que les llegue, una herencia, un golpe de suerte o un préstamo, invierten en alguna actividad mercantil, ya sea en una tienda al público, de importaciones y de exportaciones o de vendedores de seguros y productos de algún nivel como libros, mapas, antigüedades, joyas, relojes o inmuebles; el título de abogado les sirve para conseguir distinción social, pero se desmarcan por completo de la abogacía, también pueden asesorar empresas de transportes, de aduanas o de coches; solo se conoce un caso, quizá dos, nunca tres, de un abogado que se retira antes de tiempo para dedicarse en exclusiva a escribir, tal como suena, a escribir cuentos, novelas y frases, lo realiza primero para sí mismo, luego lo comparte con los demás en las redes sociales, como Facebook o un blog, allí publica con regularidad, alguna fundación y almas caritativas le patrocinan el tiempo que necesita para ello y una cantidad mínima de ingresos; reduce sus gastos y todo el tiempo en el delirio como escritor, sus obras pueden dar resultado, eso no lo sabe nadie hasta el momento, lo que sí se sabe es que logra cumplir un sueño de su vida, cuando escribe para él es porque lo necesita para entender su alma y su mundo; le animan algunos que leen sus escritos y se sienten identificados con lo que allí se dice, le envían mensajes y señales de entusiasmo, y esa es su recompensa; incluso llega a cambiarse de nombre, busca un seudónimo y arranca, con alguna duda al comienzo, después con seguridad y sin volver a suspender su labor; ni él mismo se explica esa determinación, es posible que, si creemos en la reencarnación, haya dejado en otra vida el oficio de escritor a medias y ahora procura realizar del todo; también puede ser consecuencia de una reacción, un impulso de su alma que se lanza a la tarea de escritor para comprenderse a sí mismo y su entorno; dado que el oficio de abogado no le satisface y le deteriora el alma; es un caso utópico pero que tiene luz propia; algún egresado de la Universidad Libre se vincula a la carrera diplomática, como  cónsul en un principio, luego como embajador; hay que tener un gran padrino en la política para conseguirlo, alguien de peso como senador o ministro; no se me ocurre otro destino para los abogados egresados de esta universidad distintos de los señalados; es posible que haya algo más, por supuesto, recorro una y otra vez los escenarios y parece que ya están todos ocupados; para finalizar, hay un caso excepcional, parecido al abogado escritor, es el abogado médico-forense, es decir, con dos profesiones a su alcance, da informes científicos con criterios legales, es una maravilla de profesional.- Fin de la primera parte.-

         Vitelio Chisant

                                          Masquefa, primero de septiembre de 2.013.-

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