miércoles, 13 de noviembre de 2013

Cuento.-

                                              El ángel preso.-
Para Celia Ramos.-
" Las barrotes de una cárcel separan los reos de adentro con los reos de afuera".- Daniel.-
 Le cuentan que hay un hombre detenido en la prisión Modelo de Barcelona al que no visita nadie,  que escribe cartas de amor que no envía porque nadie las espera; Clemencia Cárdenas siente temblor ante este comentario, ella que escribe poemas apasionados, decide visitarle.
 Tras las rejas lo ve pálido, con los ojos vivaces y las palabras heridas contra el mundo que ella  las vive como un puñal clavado en el pecho; está casada y con hijos adolescentes, su mirada va más allá de sus compromisos familiares, decide entonces pedir una entrevista  cuerpo a cuerpo  con el recluso para acariciarlo, besarlo y hacer el amor; el personal de prisiones se sorprende y autoriza su entrada a una celda íntima con él por espacio de dos horas.
-¿Cómo te llamas?´-le pregunta Clemencia Cárdenas una vez que están sentados los dos en la cama.
-¿Importa acaso eso? -le responde él, con el sentimiento  de que una mujer va a visitarle por piedad o curiosidad, pero que luego, después de dos o tres veces de hacerlo, lo abandonará con algún pretexto.
-Sí me importa, además quiero ayudarte a salir de aquí cuanto antes -ella intenta dar ternura al encuentro sin lograrlo.
-Está bien, me dicen "Chamizo", por mi desgadez y espíritu desabrido, prefiere que me llame así, como todo el mundo y ahora vamos a lo que viniste.
 Se desnudan y hacen el amor repetidas veces, al terminar él le besa las manos y le da las gracias, ella sale con rapidez de la celda y empieza a llorar sin consuelo alguno. Fin.-

                      Vitelio Chisant
                                                   Martorell, 12 de noviembre de 2.013.-

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