martes, 8 de mayo de 2012

El altar de Plutón ( novela ).-

Sexta entrega.-
El barrio " modelo " tiene casas pequeñas, fueron adquiridas a bajo coste para familias de escasos recursos, suficientes para alojar a cinco o seis personas de un hogar, por fuera tienen la fachada de ladrillo desnudo, cuentan al menos con tres habitaciones, un baño, sala comedor y cocina completa; hay quienes han podido construír garaje y encima otra habitación en el espacio del antejardín; el barrio es homogéneo, es decir, de familias donde trabaja sólo el padre, los hijos estudian el bachellerato o la universidad y la madre se dedica con exclusividad al hogar, en ocasiones complementa su ocupación con labores de productividad domiciliaria; cerca de la avenida principal que conduce al centro de la ciudad, hay un núcleo comercial de billares, cine y supermercado; los fines de semana los jóvenes se concentran en ese lugar, de vez en cuando hay peleas callejeras; se fuma y se bebe también en sus alrededores, en ocasiones se organiza algún baile; el barrio tiene poco tiempo de existencia, es pacífico y pintoresco; en su extremo occidental se levanta un famoso hospital, el " Lorencita Villegas de Santos ", en honor de la esposa de un presidente colombiano de los años 1.934-1.938.- El barrio " San Miguel " donde viven Lucía y Eduardo es algo distinto; es de casas construídas poco a poco, según las posibilidades de sus propietarios y la amplitud de los terrenos, disímiles unas de otras, con antejardín y fachadas de estética y tamaños poco afines, hay viviendas de tres y hasta cuatro plantas, pero la mayoría son de una y dos plantas; en medio de los dos barrios hay una iglesia católica, de tamaño medio, bonita en su arquitectura, donde los domingos  recibe los feligreses en las misas que van desde las seis de la mañana hasta las ocho de la noche; entre semana está vacía, aunque abre sus puertas durante todos los días; hay quienes la visitan por devoción y quienes por cumplir los compromisos religiosos. -Empieza la sesión- dice Cano al reunirse el grupo en la casa de Lucía y Eduardo; se agregan Daniel y Elenita, hermanos de Lucía y Eduardo, que muestran interés en participar; Jairo, como de costumbre y dada su voluntad para darle vigor al club, es el primero en mostrar sus deberes prometidos: declama con pasión y excelente memoria el poema " el duelo del mayoral ", una bella narración que refiere el enfrentamiento entre dos hombres valientes por el amor de una mujer; Jairo exhibe de nuevo su talento artístico, es aplaudido y se acomoda en la silla disfrutando de su éxito.   

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