jueves, 17 de mayo de 2012

El altar de Plutón.- ( novela ).-

Octava entrega.-
Se procedió a echar las papeletas en una cajita de cartón, todos escribieron con rapidez el nombre que deseaban para el club, ya lo tenían pensado; Jairo, como secretario, procede a su lectura: 1.- Club de los Claveles y Magnolias; 2.- Club de los Magníficos; 3.- El club de los soñadores y pensadores; 4.- El club de la tempestad y de la calma; 5.- El club de la alegría; 6.- El club Omega; 7.- El club de los legendarios y 8.- El club del agua y del fuego.- Cano advierte que Elenita y Daniel no pueden votar para el nombre del club por no pertenecer aún a él, que luego se decidirá su aceptación; empieza la votación siendo ganadora la sexta papeleta: el club Omega, con cinco votos a favor, es hora de conocer su autor: Jairo, que estudia griego y ha decidido escoger una letra de su alfabeto; le aplauden y queda en acta con éste nombre. Todos deciden aceptar por unanimidad a Elenita y Daniel, siendo a partir de ese momento doce el número de socios del club Omega: Cano, Jairo, Luz Alba, Esperanza, Alvaro, Alejandro, Rosario, Fernando, Lucía, Eduardo, Elenita y Daniel.- También se aclara que Rosario, hermana de Fernando ya ha sido aceptada, aunque tiene poco interés en asistir a las sesiones. Se reciben propuestas para la sesión siguiente que será en casa de Rosario y Fernando; Jairo vuelve a tomar la iniciativa para declarar un poema, en éste caso será " el brindis del bohemio "; Lucía propone un baile, será con ocasión del recién bautizado nombre del club; se acuerda que cada uno lleve algo para la fiesta; Fernando decide tocar la guitarra para la siguiente sesión, aclara que este instrumento lo toca a oído, sin profesor ni academia alguna y que lleva algún tiempo intentado aprender, no lo practica con frecuencia para no molestar la familia; -yo leeré un poema mío- dice Rosario con encanto personal y aclara: -no escribo poemas como los de Jairo, pero sé que me inspiro de vez en vez, estoy terminando de construír uno que espero tener listo para el próximo sábado-; Rosario vuelve a sentarse, segura de sí misma,, lo que le interesa es integrarse al grupo y participar con su aporte personal para compensar sus inasistencias; Cano da por finalizada la sesión y da pié a que empiece  una ronda de aguardiente y coca-cola; cada uno bebe lo que quiere y luego se van marchando para encontrarse en la siguiente semana; ya empiezan a formarse algunas parejas de amigos como la de Esperanza y Alvaro, Lucía y Fernando y Eduardo con Rosario, de modo que el interés va en aumento, reforzado por la atracción sentimental; Jairo y Alejandro vuelven a marchar juntos, se apartan por el camino de los demás y giran a la cantina -cafetería de otras ocasiones-, los dos llevan poco dinero pero les alcanza para pagar cada uno una ronda de cerveza; a Jairo -le confieza a Alejandro- le gustan Lucía y Rosario, a su vez Alejandro se siente atraído por Esperanza, gusto que comparte con su amigo Alvaro; los dos son pesimistas en el amor y se consideran con pocas opciones para enamorar alguna mujer del club.

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