miércoles, 23 de mayo de 2012

El altar de Plutón.- ( novela ).-

Décima entrega.-
 En cambio las otas relaciones  son menos intensas y más sutiles; Fernando baila con Lucía sin atreverse a más, están en su hogar y su madre no deja de pasearse por la sala con la oferta de refrescos y pasabocas, menos intenso es aún el baile de Rosario y Eduardo que termina en conversación sentados en la sala; después de tres horas de baile, la única pareja que promete es la de Esperanza y Alvaro; ella dice que tiene que marcharse para casa, ha llamado por teléfono a su madre que le dice que regrese de inmediato antes que su padre vaya furioso por ella; el padre de Esperanza  es un destacado abogado, de mal genio y algo presuntuoso, es bajito y calvo, con ello da la apariencia de un temperamento enérgico; la madre es tolerante y bondadosa, cuida que el padre no exagere su actitud restrictiva y rigurosa con los hijos; Alvaro está decidido para acompañarla, Esperanza acepta y se van los dos de inmediato; la fiesta continúa algo más de lo previsto, al final se convierte en tertulia y todos empiezan a sentir cansancio; Fernando erxpresa con algo de privacidad su amor por Lucía que decide aceptarle su invitación al cine para el domingo siguiente. Todos se despiden y regresan a sus casas; Cano no logra planear la siguiente reunión y se limita a decir que avisará a cada uno en concreto en sus hogares; la madre de Rosario y Fernando destaca la decencia de los integrantes del club y espera que haya otra reunión para volver a servirles. -¿ Cómo te pareció Lucía -pregunta Fernando a su madre, después de que todos se han marchado, en especial porque la madre insiste a su hijo que se consiga una buena mujer como novia, para que disfrute de la vida en pareja y no padezca las soledades que acostumbran a tener  los hombres.  -Es encantadora y además culta, ojalá no la dejes perder -responde la madre con algo de sobriedad, está acostumbrada a que su hijo tenga novias, pero que ninguna "le haga caso"; -él se enamora de ellas, se ilusiona y luego ellas lo dejan -complementa su comentario la madre con algo de ironía; -en esta ocasión no la dejaré marcharse -replica Fernando algo desconfiado de sí mismo y añade: -me gusta mucho y me parece que yo también le gusto-; la madre se limita a exclamar: -esperemos, esperemos...-.

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