viernes, 27 de julio de 2012

El altar de Plutón.- ( novela ).-

 Entrega trigésima.-
 Los acontecimientos de la historia que enseña el profesor Cruz también los ve por el mismo sentido, es decir el apoyo decisivo de la nave extraterrestre para inclinar la balanza en favor de la libertad; ésta palabra crea dudas, opiniones y contradicciones, pero Daniel la entiende como el respeto al individuo, los pueblos están integrados por individuos; el año escolar avanza con normalidad, nadie renuncia al esfuerzo que hay que realizar para aprobar las materias, es la búsqueda personal de la felicidad; sin embargo hay algo que sí existe, es la alegría en el corazón por tantos prodigios y posibilidades para todos; que nada puede ser avasallado por nadie, por osado y poderoso que se crea, que el Universo es tan libre y audaz como el corazón de cualquier criatura; es un espejo y a la vez un estímulo; el padre de Daniel llega un día contento a casa y exclama: -me han trasladado para Bogotá, regresamos apenas culminen los estudios-, la madre también está contenta, ella ve que en la capital del país hay grandes posibilidades para estudiar y para trabajar, pronto sus cinco hijos tendrán que incorporarse a ese mundo trepidante, lo mejor es estar allí; en fin, la alegría es colectiva, Lucía siente algo de tristeza porque tiene un amigo y tendrá que dejarlo ó él empeñarse para visitarla en Bogotá, donde les separa cientos de kilómetros por carreteras estrechas y riesgosas. La preparación del viaje es fácil para la madre, ella está acostumbrada a trasteos, consigue las cajas para embalar los objetos, lo hace con cuidado, toma precauciones con las piezas de procelana y de cristal que primero envuelve  con papel periódico, Daniel da un paseo por el parque de la Media Torta donde comienza su proceso transformador, está más comprometido que nunca, se va para Bogotá con un sentimiento de gratitud infinita, ya ha escrito más de cien cuentos y mil frases creadoras surgidas de la intuición con la vida, agradece que haya dado respuesta a la ocasión vivida, ama la vida con todas sus fuerzas y siente que cada minuto es para disfrutarlo, ayuda a la madre en la tarea de guardar cosas y muebles, se despide de su amigo Amador al que espera encontrar algún día en una universidad de Bogotá; Amador es buen estudiante, quiere estudiar Física cuando termine el bachillerato, se ve investigando los procesos de la Energía y quiere aportar algo a la sociedad; Daniel le felicita por ese propósito, se dan un apretón de manos y se despiden en la confianza del encuentro, Daniel sabe que nada se acaba, los sentimientos continúan y eso es lo que importa, descubre que donde hay sentimiento, hay vida.

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