jueves, 2 de agosto de 2012

El altar de Plutón.- ( novela ).-

 Entrada trigésimo tercera:
 Empieza por el centro, desde luego que de día, en el lugar donde vive su familia, del barrio " San Miguel " al centro se pueden tardar tres cuartos de hora, en días congestionados hasta la hora, hay momentos que parece que los buses no andan, incluso se suben por los andenes para abrirse camino; los conductores ganan un salario por el número de pasajeros, la quietud es fatal para ellos, se movilizan y de qué manera, llega a su lugar de parada final y regresan de nuevo, así varias veces al día; estos hombres no descansan, son muchas horas de trabajo; pasa primero la ruta por el Siete de Agosto, una zona comercial excelente, después llega a Chapinero, que con el paso del tiempo se ha deteriorado, la ciudad ha crecido por el Norte dejando de lado Chapinero, en la primera mitad del siglo veinte era escogido para " ir de paseo ", a cine ó comprar lo necesario; se circula para el centro por la carrera décima hasta llegar a un sitio de permanente congestión cual es la zona de los puentes de la avenida veintiséis, es un embotellamiento no resuelto aún, por las numerosas paradas de los buses y su concentración; ahí están los almacenes de lujo, unos pocos para compradores privilegiados, venta de joyas, en especial esmeraldas autóctonas de Colombia, para turistas que se hospedan en el hotel Tequendama; pasada esta zona se entra en el centro antiguo donde hay edificios para oficinas de abogados,, empresarios y prestamistas, el centro termina en la Plaza de Bolívar, luego se entra en el Sur donde los buses ganan velocidad; Daniel se baja en el centro, lo recorre a pié, le gusta ver cafeterías abiertas y restaurantes con precios cómodos, una comida completa puede costar cinco mil pesos, con carne ó pescado, equivalente al cambio de moneda europea de dos euros.

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