jueves, 2 de agosto de 2012

El altar de Plutón.- ( novela ).-

 Entrada trigésimo cuarta.-
 Pasa por la librería Panamericana, entra a una iglesia bellísima, la de San Francisco de Asís, es semi oscura, se alumbra por la luz de las velas que son infinitas, le fascina sentir la devoción de las gentes por sus divinidades, empezando por Jesús, la Virgen María y los santos, también ángeles y arcángeles, beatos y religiosos en proceso de beatificación; hay un conjunto de tres iglesias en una pequeña área, sólo entra a esta iglesia que tiene entrada tanto por la carrera séptima como por la avenida Jiménez, la abren bien temprano y la cierran avanzada la noche, nunca está sola, se sienten las súplicas de los feligreses para la resolución de peticiones; atravesando la carrera séptima está el parque Santander donde hay kioscos de venta de cientos de objetos propios de la región como sombreros, postales, libros y mil cosas más; detrás de este mercado callejero está el Museo del Oro, hay que pagar para entrar, joyas talladas desde la época precolombina; se sale del Museo y se llega a la zona donde alguna vez tuvo su sede el periódico " El tiempo ", que junto al " Espectador " tiene fama y tradición; por la carrera séptima, a lado y lado por las anchas aceras, hay personas vendiendo y comprando esmeraldas, la palabra en el negocio es lo que cuenta, nada más, hay que fiarse de que las esmeraldas son de buena calidad y basta; en fin, puede haber timos para incautos, sin embargo el negocio en general es honesto y tiene fama de limpio; en la calzada inferior está el Palacio de Justicia, donde funcionan la Corte Suprema y el Consejo de Estado, las dos altas entidades jurisdiccionales del país; se llega a la Plaza de Bolívar, el prócer de la independencia en el centro, en la parte superior La Catedral, a su costado el Congreso de la República y al costado inferior las oficinas de la Alcaldía Mayor.-

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