miércoles, 22 de agosto de 2012

El altar de Plutón.- ( novela ).-

entrega trigésimo sexta.-
 7.- El compromiso de las Américas.-
 Rodrigo se acomoda sobre el césped, su vestido impecable resiste las arrugas que le puedan producir las yerbas verdes que como arterias vegetales surcan el suelo; -¿pero ésto de escribir cómo lo hacemos?- le pregunta a su amigo Daniel que también está sentado de la misma forma que él; -es simple, con el compromiso de hacerlo-, dice Daniel a la vez que le extiende la mano a Rodrigo que hace lo mismo y se dan un apretón de brazos y de manos; ellos deciden llamarle " el compromiso de las Américas ", por el sitio donde se realiza, el barrio de las Américas, al occidente de Bogotá en la vía que conduce a la populosa Ciudad Kennedy; sin embargo Daniel percibe  que este compromiso de voluntad y alegría tiene una carencia gigantesca: falta la necesidad de escribir, ¿en realidad él y su amigo tienen necesidad de narrar? está por verse; Daniel descubre que la necesidad es el alma de la transformación, con ella las especies han variado sus cuerpos, en general el alma es arcilla en manos de la necesidad; de alguna manera el narrar es la vida paralela, es la de aquellos que prefieren escribir en vez de vivir, es la otra manera de estar en este mundo; Rodrigo quizá tiene un carácter similar al suyo, incluído el amor por la poesía donde ha revelado un espíritu juguetón e indómito; para Daniel es una manera de celebrar con la familia y los amigos, es el acontecimiento parecido a tocar el piano y el arpa en grupo; una poesía en público se convierte en un bello acto social; para Rodrigo la poesía es su propia necesidad de manifestar sus angustias y alegrías, es la manera de entenderse consigo mismo, es el acto de reflexión escrito, que facilita la comunicación; aunque Rodrigo tiene familia numerosa, no es dado a reuniones y fiestas familiares, prefiere el encuentro con una sola persona, beber cerveza en cualquier sitio y sentirse a gusto, es su manera de ser que no cambia por nada en este mundo, - ¿qué tal si conseguimos una habitación para vivir juntos y escribir?-  pregunta Rodrigo llevado por el éxtasis de lo que acaban de sellar, -está bien, hay que mirar por ahí-, Daniel se lamenta de que ninguno de los dos trabaje, es complicado conseguir un oficio remunerado, son bachilleres y eso no es suficiente, en fin, quizá con un poco de suerte logren algo; al día siguiente visitan algunas viviendas, son costosas y nada amables; desisten del objetivo de compartir alguna vivienda juntos, hay que escribir pero cada uno en su casa, entonces escogen un camino práctico y de exigencia recíproca: cada ocho días se reunirán en algún sitio del centro de la ciudad y se intercambiarán los escritos que hayan elaborado dentro de la semana; se harán las críticas respectivas y se regresarán los escritos; el sitio de encuentro es el café San Moritz, que está en la carrera octava próximo a la Avenida Jiménez, el día será el viernes en la tarde; celebran con una cerveza y sonríen al nuevo aspecto que ha tomado su relación; sus almas que aman la vida, que quieren manifestarse de esa manera y que en estos encuentros fortalecen su amistad, nada más; prefieren comentar de todo y reírse.- -He visto al maestro Gonzalo Arango el día de ayer- le comenta Daniel a su amigo, -es encantador, delgado y bajito, lleva el pelo largo hasta los hombros y carga colgada al hombro una mochila, le he contado nuestros propósitos y nos ha deseado suerte-, Daniel transmite a Rodrigo la alegría de haber encontrado a uno de los hombres libres y que escribe bien además; Rodrigo también lee sus crónicas, que cada semana salen en el diario " El tiempo " y también en la revista " cromos "; Gonzalo Arango a quien dicen " el profeta " por su manera de vestir y de ser, ha fundado un movimiento llamado " el nadaísmo ", que aunque la vida es belleza y arte, todo conduce a desaparecer; es ante todo una filosofía del pesimismo, que se esfuerza en demostrar esa situación con pasión, en sí misma es una actitud contradictoria, hay que ser para no ser, en fin, son conocidos y originales, tiene varios seguidores como J. Mario Arbeláez y Escobar, todos ellos han ganado notoriedad, una vez que empiecen a ganar dinero dejarán de pensar en la vida y se inclinarán por la publicidad; es natural, es la ley de gravedad del éxito; el verdadero nadaísta es el silencio, pero quien grita y quiere hacerse escuchar es lo contrario,  que en nada le lleva a ser diferente de los otros escritores y creadores; aún así sienten aprecio por Gonzalo Arango, sus crónicas interpretan las costumbres de los colombianos, se burla de la superficialidad y contradicción que encuentra en los personajes de la vida diaria.

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