viernes, 22 de junio de 2012

El altar de Plutón.- ( novela ).-

Entrega vigésima.-
 En otra ocasión Daniel va con sus padres y hermanos a un paseo en un domingo sosegado por el oriente de Bogotá, de pronto el cielo crea unas fascinantes figuras con las momentáneas nubes, son figuras que parecen ver a Dios en su trono, nos bajamos todos, incluso el padre de Daniel poco dado a la fascinación religiosa, dan gracias por las imágenes que las reciben como una bendición, la madre reitera con entusiasmo que una familia está unida y permanece bien gracias a la protección divina; la religión asoma su rostro bondadoso, de gratitud y protección. Este sentimiento es la huella dactilar de Daniel en su relación con la religión, la de los milagros, la de la  protección, la de la súplica, la de la bendición, la de querer el bien de todos en todo momento; Jairo y Alejandro aprecian la devoción religiosa de Daniel; ellos prefieren una religión para la filosofía y el conocimiento; -no estoy de acuerdo con un Dios vengador, que acaba con personas y pueblos enviándoles toda la artillería pesada- dice Jairo entre divertido y profano; Alejandro se muestra un poco conciliador: -la religión sirve para cuando está uno en problemas- comenta golpeando su reloj con las uñas de la otra mano, continúa: -hay que ver a mi madre cómo implora cuando alguno de nosotros está en problemas, en especial con mi hermano Mario que sufre problemas de salud, yo admiro eso y seguro que da resultados, yo llego a decir "Dios mío échame una mano", no sirve para más- Alejandro se ríe mostrando sus dientes algo amarillos por el excesivo consumo de cigarrillos; Alejandro elude todo conflicto racional, prefiere la intención y el sentido común del día a día; Jairo interroga con pasión y retuerce los argumentos para extraer alguna verdad que cuestione conductas y doctrinas; los dos se entienden y aman la vida, son sentimentales y afectuosos; Daniel mantiene en secreto su oración en el altar improvisado con piedras en el descampado, es su mejor secreto, se siente unido a la divinidad con este rito que realiza con poco frecuencia; -si Daniel entra alguna vez a un seminario- le dice su padre para que todos oigan- será Papa, el primer Papa colombiano; su padre le ve con aptitudes para religioso, es devoto, no tiene como otros estudiantes comportamientos belicosos, poco dado a los placeres y vicios; Daniel no tiene ninguna vocación perdida, no le atrae ser religioso, siente afecto por la vida de los santos que se recluyen para servir a los demás; aprecia y siente atracción por las mujeres, aunque no le gusta hablar de sexo; -!qué culo la de esa china!-, repiten sus amigos cuando van por la calle, ese vocabulario no es para él, cuida sus palabras porque así se lo manda su corazón; sus amigos intentan no molestarle pero él quiere ser un hombre de mundo.

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