jueves, 1 de agosto de 2013

Cuento.-

                                                              La palabra acorralada.-
A los políticos.-
"Nuestro propio lenguaje nos sustituye".- Daniel.-
Hay un encuentro al más alto nivel ente oradores de diferentes épocas y regiones para escoger al mejor de ellos que pueda representar a los hombres en la reunión anual con los dioses; gracias a que el tiempo no existe para ese concurso, es posible encontrar a los más elocuentes entre los griegos, los latinos, anglosajones, españoles y americanos que registra la Historia, pero también otros más modestos de enorme potencia y belleza en la palabra.
 Cada uno de ellos tiene la ocasión con su vibrante verbo de mostrar ante un jurado de mil personas el contenido de su eventual presencia ante los dioses, para mejorar las condiciones de vida en la Tierra. Las arengas son extraordinarias e insuperables, resulta difícil la tarea al jurado; casi al final de la memorable lista, interviene un orador de nombre Rafael Mejía Quintero, natural de Covarachía, un diminuto pueblo de Boyacá (Colombia),conocido entre sus amigos como "el loco", por la rapidez como su lengua interpreta su pensamiento, que alguien puso en la lista de oradores en el último momento; "el loco" resultó ganador del concurso, contra todo pronóstico; lo entrevistan por el motivo de su éxito, se limita a contestar:
-Al subir a la tribuna de oradores me acordé de mi abuelo, labriego analfabeta, que en alguna ocasión me dijo: "Rafael, no digas nunca nada que no reclame tu estómago". Fin.-

                           Vitelio Chisant
                                                        Masquefa, 1 de agosto de 2.013.-

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