jueves, 6 de septiembre de 2012

Cuento.-

                                                   El campanario de oro.-
Para: Paquita y Rafael.-
a: El profesor Medina y el hermano Julio.-
 " Las construcciones elevadas son súplicas ".- Daniel.-
 -Quiero  que miren el campanario de la iglesia y me digan cómo lo ven- expresa con entusiasmo el padre Gelasio, párroco desde hace veintiséis años, orgulloso de un templo recién reformado.
 - De ladrillo simplón y con remates en hierro- dice el señor Medina, tesorero del pueblo y poco dado a las exageraciones.
 -Yo lo veo común y corriente, como miles de camapanarios, nada notable- comenta con ironía el señor Mejía, alcalde y algo huidizo de temas religiosos.
 Y así escucha el padre Gelasio diversas opiniones, poco amorosas y nada complacientes. De pronto entre la multitud levanta la voz un hombre de cabellos largos: -yo veo un campanario de oro, que a miles de kilómetros brilla e incluso deslumbra-. El padre Gelasio agradece su comentario, pero le aclara que el campanario no tiene oro y le pide que por qué lo ve así.
 -Veo las cosas como el corazón las necesita y yo quiero enriquecer mi corazón- manifiesta el buen hombre  confundido entre todos. Fin.-

                                Vitelio Chisant
                                                            Masquefa, 5 de septiembre de 2.012.-

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