El altar de Plutón.- ( novela )..

Entada cuadragésima quinta.-
 Grifols dice que si alguien se atreve a contestar ésta pregunta, Paholita, que está presente junto a su otra hermana y sus padres quiere contestar: -Cada estrella tiene sus habitantes y su organización como ocurre en La Tierra, no es necesario que nosotros vayamos allá ni que ellos vengan acá, es desde luego elección y posibilidades de cada uno, luego si la relación se establece entre los habitantes de dos mundos, en el tiempo y en el espacio, no sorprenderán las visitas ó lo que dijo la señora que habló antes, el amor en esa relación produce la comunicación, es decir, todos convivimos sin tener relación, sin embargo la riqueza está en esa relación que puede surgir, gracias-; y así se pasa la noche entera hasta las dos de la mañana cuando la gente comienza a cansarse, no hay dónde sentarse y ya no se aguanta estar de pié; un señor quiere hablar para preguntar algo; Grifols le otorga la palabra: -¿ existen también extraterrestres que quieren hacer daño?-; es una pregunta corta y lacerante para Grifols que se adelanta diciendo que sí, que incluso en el planeta hay grupo de personas que trabajan el tema extraterrestre para sacar provecho personal para ellos y para sus organizaciones, por la informaión privilegiada, por el poder que puede surgir de sus secretos,  que seguro tienen una tecnología superior a la nuestra, basta pertenecer a una de las organizaciones que investigan la vida extraterrestre, para sacarle tajada al asunto, las naciones buscan todas las formas de poder para doblegar unas a otras, se piensa en el lucro más que en el servicio general al planeta, allá cada uno, en definitiva se tiene una reacción natural por los propios intereses; el tema extraterrestre lo mismo, el de los espíritus igual, éstos últimos con sus aspiraciones y sueños iguales a cualquier criatura, sus formas diferentes que nadie cambia, sus formas de vida no impide que cada forma busque su felicidad con sus acciones y posibilidades; ! es humano verlo así ! el Universo está en permanente ebullición de vida. Grifols se calla y espera otra pregunta, lo hace una jovencita desde el fondo: -¿ cómo podemos identificar a los extraterrestres cuando están entre nosotros ?-; Grifols se alegra de que sea una pregunta interesante, que si alguien quiere contestarla bien puede hacerlo, o si no él dará también su versión; Daniel pide la palabra: -yo tuve un sueño donde iba en el metro de Barcelona, ciudad donde vivo, de pronto una bella chica de cabellos negros cortos, que tenía al frente mío me miró con fijación por unos instantes y me transmitió el pensamiento claro de que ella venía de otro planeta, que estaba acá para vivir con nosotros, que amaba el planeta y que estaba vinculada a nuestra casa, cuando reaccioné y quise conocerla ya había desaparecido, se había bajado en una parada y se había confundido con el resto de ciudadanos, de modo que cuando ellos lo quieran comunicar lo hacen, entre ellos se reconocen, pero al revés, de no ser por ellos que asumen la iniciativa, jamás podríamos notificarlos; pienso ahora que eso está bien, para evitar perseguirles, ellos están acá para bien, hay que tener fé en ésto; se revelarán si es necesario, de lo contrario para qué hacerlo; yo amo los sueños y ellos me han confiado secretos, uno de ellos es éste que ahora comparto; quizá la chica del metro me transmitió un mensaje para fortalecer mi fé en el mundo fascinante de los extraterrestres, para motivarnos, y ¿ por qué no? porque le caí bien, así como yo me fijé en ella, ella se fijó en mí, para bien, porque le agradezco este privilegio que yo ahora utilizo para compartir con ustedes-.