miércoles, 19 de septiembre de 2012

El altar de Plutón.- ( novela ).-

Entrada cuadragésima sexta.-
Grifols muestra su alegría por éste mensaje que considera verídico, reconoce que él personalmente no ha identificado ningún extraterrestre, pero que sí ha visto sus naves, que es un privilegio, incluso, asegura, tiene fotos de algunos de ellos, pide a continuación que todos fijen la mirada  hacia un sector del espacio -señala con una mano una zona estrellada del cielo- cuenta unos pocos segundos, veinte o máximo treinta y pregunta si hemos observado alguna nave; la gente mira con detenimiento, de pronto una luz veloz atraviesa un sector del espacio, para unos es una nave, para otros es una estrella fugaz; cada uno tiene la opinión que quiera; Grifols repite la experiencia varias veces, luego al final de todo se despide de la gente hasta el mes siguiente, como información curiosa  la reunión son los días  once de cada mes; Daniel y su familia han venido acompañados  de una amiga del alma, Francisca y su esposo José Luis Rodríguez, que nunca antes habían asistido a una sesión similar; Francisca está consagrada al hogar, un día especial pasa por la librería de Marta Lucero y Daniel y se da cuenta que los libros que están en la vitrina son los que ella está buscando; entra a la librería, conoce a los dueños y entablan amistad; de inmediato se interesa por todos los temas, en particular por el mundo espiritual y filosófico que surge de todo ello; ella vive un proceso personal de transformación y no está dispuesta a dejarlo pasar sin haberse transformado; con la primera charla cuestiona su trayecto de vida, ha empezado a realizar preguntas, a indagar y leer todo lo que pasa por sus manos. Francisa irradia simpatía, tiene la voluntad suficiente como garantía de los cambios que anhela cumplir, ama a su esposo y sus hijos, pero está segura que si tiene que dejarlos lo hará, nada le impedirá hacerlo; su esposo es buen hombre, afable, trabajador, cultiva la pintura y algún día quisiera dedicarse por completo al arte; él sabe que su esposa está buscando nuevos espacios, le da la libertad que ella reclama y confía en amar su hogar de esta manera; al poco tiempo de frecuentar esta amistad, Francisca ha leído la mayoría de los libros interesantes de la librería, todavía no está satisfecha, no ha encontrado una respuesta al interrogante espiritual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario