miércoles, 17 de octubre de 2012

El altar de Plutón.- ( novela ).-

Entrada sesenta y tres.-
 En su momento un verdadero profesor de caligrafía es el hermano Julio, hombre austero y religioso desde el fondo de su corazón; delgado, de estatura media baja, de tez algo morena, desde la temprana juventud pertenece a la Comunidad de los Maristas, dedicados en exclusiva a la enseñanza, él tiene la devota intuición que mejorar la letra es mejorar el alma y la vida; enseña otras cosas más, pero donde se desgarra para transmitir el mensaje de la enseñanza es la caligrafía; -hay que mejorar la letra, ella tarde ó temprano les salvará-, parece decirlo, aunque nunca lo dijo en público; cuando el estudiante no tiene buena letra lo pasa adelante y lo pone al lado suyo para que haga maniobras con el bolígrafo y suelte la mano; se interesa por eso y en que vayan a misa y a las celebraciones religiosas que organiza el colegio; el resto de su enseñanza es la de un profesor aplicado, el que se basa en ejercitar la memoria, como recurso para mantener ocupados a los demás, lejos de los "malos pensamientos"; -para mañana leer en el libro de Historia Natural de la página 50 a la página 100-, dice como si de cualquier cosa se tratara; !cincuenta páginas de golpe! eso no lo consigue nadie; quizá sólo Tamayo y Luis López de Mesa, que lo intentan; y así en todas las materias; -aprenderse para el lunes el poema de la página 20 del libro de literatura española-, ordena el hermano Julio sin tener en cuenta que el poema en cuestión tiene treinta estrofas y cada estrofa cuatro versos; hay que pasearse de un sitio a otro y devolverse, levantarse temprano y leerlo en voz alta para lograr memorizarle; después de memorizarle intentar declararlo, ese es el mérito de la poesía aprendida de memoria; poca cosa para que puedan cumplir los estudiantes, las malas calificaciones se suman hasta producir un declive notorio en la puntuación; -así va a perder el año Durán- sentencia sin dejar de rezar el rosario que lleva entre las dos manos atrás, es un maestro para formar la letra y para empeñarse en memorizar algo; "¿qué permanece de todo ello?" se pregunta Daniel sin encontrar una respuesta, pero de verdad que en el fondo de todo, el hermano Julio se desvela para que los estudiantes brillen, digan cosas inteligentes, se destaquen con preguntas audaces y que estén atentos en clase; siente aprecio por los estudiantes que cumplen en todo, quizá Arango que tiene un cerebro maravilloso y acaso Tamayo que intenta no quedarse atrás, los demás, los del medio, se mantienen y los últimos como Daniel, Eliseo y alguno más van a perder el año, sólo algún milagro pueden salvarles y ese milagro se produce para alegría de todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario