martes, 16 de octubre de 2012

El altar de Plutón.- ( novela ).-

Entrada sesenta y dos.-
 El buscar un maestro entre los profesores resulta difícil y agotador, además de inútil; los profesores están  y los maestros también se han apoyado un poco para echar mano de ahí para cumplir la función de transmitir con la memoria toda la información que disponen; no tienen escapatoria, de lo contrario serían expulsados por la organización social que los tienen para eso; el maestro es una manera de ser, que ponen menos énfasis en la información y en la utilización de la memoria que en la búsqueda personal de nuevos pozos de información ó en las nociones pero con diferente interpretación, no hay nada para cambiar, ni una coma, de allí que para algunos innovadores dé resultados, quizá han tenido la misma información y conocimiento que los demás, pero los han visto por el revés, por el lado escuro sin saber porqué, ó que era un tabú verlo así, son las circunstancias de cada época, de un cambio en las posturas; lo mismo ocurre con la política y en el lenguaje social, por ejemplo la democracia existe y desaparece y luego vuelve a aparecer con otras tonalidades ó la del gobernante único, dictatorial, según qué momentos es un salvador ó un indeseable tirano, despreciado y odiado por todos; en el lenguaje social hay transformación, nada escapa a todo esto, como ocurre en cualquier fuente de información y convivencia; Daniel y sus amigos se encargan de llegar a esta conclusión, sin dejar de ver que de la una se pasa a la otra y viceversa, en comunión constante entre sí; los profesores han tenido  ocasión de ser maestros en momentos donde hay que vivir con luz propia y los maestros también se han apoyado un poco para echar mano de los enemigos comunes, es difícil ser maestro en todo momento, menos aún cuando se pertenece a una organización educativa que lo controla todo e impide que " sus empleados "como son los profesores y maestros escojan camino por su propia cuenta y riesgo; el profesor Medina del colegio san Miguel de Bogotá, un modesto colegio privado de enseñanza básica, tenía sus momentos de maestro cuando pasa a sus alumnos a improvisar algún acontecimiento reciente, es el caso de los partidos de fútbol del domingo anterior, cómo lo vivió el estudiante, qué saca en claro todo esto; ahí se ve la espontaneidad, cómo se conecta con el alma, cómo la palabra bebe en la fuente sencilla de las emociones; para el caso fué Acero el que triunfa para explicar los resultados deportivos; Acero es un compañero que cuando llega a su casa toiene que ayudar a sus padres en tareas de mecánica, poco tiempo le queda para repasar tareas que dejan los profesores; llega al colegio con las uñas llenas de grasa que ya son imposibles de limpiar por la adherencia a la piel, Acero no tiene casi cejas, es blanco y de cabellos cortos, habla con propiedad cada cosa, por eso casi no habla, tiene cultura fuera de lo común, charla de levantar motores, el subir el gato, el desmontar ruedas, ponerles un parche y volverlas a montar; Acero habla de lo que tocan sus manos y de lo que pisan sus piés; -hable Acero del partido de ayer entre el Independiente Santa Fé y Millonarios-, le dice el profesor Medina, que está de pié, con las manos entre los bolsillos; Acero pasa al frente de la clase y empieza a relatar con gran propiedad, sin`palabras de más:- fué un partido bonito, lo escuchamos con mi padre cuando arreglábamos un automóvil que lo habían dejado porque le fallaba el encendido, mi padre me dijo que mientras él arreglaba el motor para solucionar lo del encendido, que yo revisara las ruedas, los frenos, los cambios y alguna otra cosa más que viera mal; en ésto anotó el primer gol Campillo por Millonarios, fué por un excelente pase que le hizo Alejandro Brant, quizá el mejor jugador del campeonato; Campillo solo tuvo que eludir dos defensas, a Rodas y Sekularak, ésto último excelente jugador yugoeslavo y disparó a puerta dejando a su portero " el negrito Palacios " fuera de toda posibilidad para detener tan potente disparo; ese gol nos dió mucha alegría a mi padre y a mí, somos de Millonarios toda la vida, como lo fueron los abuelos que alcanzaron a conocer al maestro Alfredo Di Estéfano en la época de oro del club azul; volvimos a la mecánica y ya en la segunda parte, el segundo gol de millonarios para ponerse el marcador 2-0, porque jugaba como local en el estadio " El Campin "; en esta ocasión lo anotó Willington Ortiz, jugador de la Costa Pacífica, tan bueno como Alejandro Brant, lo hizo por falta directa a treinta metros de distancia; cogió desprevenido y descolocado al  " negrito Palacios " que pensó que la pelota iría en otra dirección y que llegaría en el ángulo opuesto de la portería; nada de eso y el 2-0 fué un triunfo excelente de nuestro Millonarios, al concluír el partido mi padre y yo lo celebramos tomándonos una cerveza y dejamos la mecánica para el día siguiente-.

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