sábado, 20 de octubre de 2012

El altar de Plutón.- ( novela ).-

Entrada sesenta y cinco.-
 Una vez finalizado el año, Daniel destaca como alumno colaborador en clase, creativo e imaginativo; pasa el año con un aprobado suficiente para acceder al siguiente curso, los padres están contentos y deciden visitar al rector del colegio de los hermanos Maristas, le muestran las calificaciones y por fin el rector escucha a Daniel que dice no tener sino palabras de gratitud con el hermano Julio, sin embargo lo encuentra riguroso y dogmático con sus hábitos de enseñanza basados en la memoria; -lo que entra por la memoria sale por el olvido- dice Daniel convencido que solo basura en la memoria retrasa el proceso evolutivo del estudiante, donde la vida le exige participación y elaboración propia de losasuntos cotidianos; los padres están asombrados por el raciocinio del hijo y el sosiego como lo sustenta; se sienten orgullosos del paso dado y esperan de él magníficos resultados; el rector algunas cosas acepta y la mayoría las rechaza, considera al hermano Julio como uno de los mejores profesores de su colegio, además de exigente y austero; -es un religioso que se exige a sí mismo y por eso lo hace con los demás, se levanta a las cuatro de la mañana y se acuesta a las once de la noche, reza y pide por todos, la única diversión que tiene es salir a caminar los domingos con algún otro hermano, todo el tiempo lo utiliza para prepararse para la enseñanza, él sabe bien cómo enseña y yo como rector le apoyo, sin embargo hablaré con él en privado para hablarle de su caso, pero no le haré ningún reproche-, el rector pone rostro severo y sólo ve que el hermano Julio es una joya de la enseñanza; los padres de Daniel y él mismo se despiden del rector, le dan las gracias de nuevo y se marchan para su casa; Daniel aprovecha para leer más libros de la biblioteca de su padre, un hombre autodidacta, de gran formación y excelente vendedor para su empresa; el primer libro que lee Daniel es de letra pequeña, colección de la editorial Agustín Tor, de obras maestras, es el caso del "  coche número trece " de un autor francés, está fascinado por la narrativa, la descripción y el argumento, después de ese magnífico libro lee " los miserables " de Víctor Hugo, también le fascina la narración, para de leer y pasa a pasear con su hermano Eduardo con quien tiene numerosas afinidades, comentan las historias de sus amigos y practican con frecuencia el ajedrez que les ayuda a desarrollar la creación, las tácticas y a calcular varias jugadas con el pensamiento abstracto; la madre no les ocupa en nada, prefieren el resto del tiempo jugar al fútbol con sus amigos Zarama, Riofrío y alguno más, lo hacen en un bonito descampado en la parte alta de la ciudad, cerca al teatro de la mediatorta que es frecuentado para conciertos.

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